Tras un bienio largo dedicado mayormente a descubrir la música pop como entretenimiento y a escribir canciones tan fallidas como abundantes, al entrar en 1975 en Artes y Oficios como preparatorio para un nunca consumado acceso a Bellas Artes así como al iniciar simultáneamente mi singladura en la prensa marginal (acicateada por mis dos primeros trabajos remunerados: una tira cómica que duró varias semanas en GUIA DEL OCIO –entre diciembre del 76 y enero del 77- y medio año como ilustrador de artículos en la revista universitaria PLATAFORMA –primera mitad del 77-), empiezo a darme a conocer como El Zurdo, sujeto que alumbra chistes gráficos (casi siempre con un retrete como icono), pequeños textos que ponen el surrealistómetro a cien (según apreciación de Elena Gabriel, compañera de fatigas contraculturales a la sazón) y performances histriónicas en El Rastro. A partir de 1980, con la elaboración de la portada y contraportada de mi primer libro, TODOS LOS CHICOS Y CHICAS, prácticamente me despido del grafismo para concentrarme de lleno en la escritura y en la música.
lunes, 20 de diciembre de 2010
LA LOCURA DE LOS PRIONES: EL ORIGEN
Tras un bienio largo dedicado mayormente a descubrir la música pop como entretenimiento y a escribir canciones tan fallidas como abundantes, al entrar en 1975 en Artes y Oficios como preparatorio para un nunca consumado acceso a Bellas Artes así como al iniciar simultáneamente mi singladura en la prensa marginal (acicateada por mis dos primeros trabajos remunerados: una tira cómica que duró varias semanas en GUIA DEL OCIO –entre diciembre del 76 y enero del 77- y medio año como ilustrador de artículos en la revista universitaria PLATAFORMA –primera mitad del 77-), empiezo a darme a conocer como El Zurdo, sujeto que alumbra chistes gráficos (casi siempre con un retrete como icono), pequeños textos que ponen el surrealistómetro a cien (según apreciación de Elena Gabriel, compañera de fatigas contraculturales a la sazón) y performances histriónicas en El Rastro. A partir de 1980, con la elaboración de la portada y contraportada de mi primer libro, TODOS LOS CHICOS Y CHICAS, prácticamente me despido del grafismo para concentrarme de lleno en la escritura y en la música.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
AYN RAND, VIAJE SIN RETORNO
Autistas, mutantes, sociópatas, replicantes. Mis prójimos. Las miradas que atraviesan a las masas para sólo detenerse en los escasos sujetos y en los mucho más interesantes objetos y animales y vegetales, entidades netas, íntegras, que no mienten. Las miradas que sólo buscan la excelencia, que saben cómo lo mejor no es enemigo de lo bueno sino su horizonte. Las miradas que no perdonan la fealdad como imperativo categórico. Las miradas monstruosas en su desapego, en su negempatía, bienaventuradas en su monstruosidad porque en una sociedad teratológica sólo aquellos seres calificados por el común de monstruosos son la clave de redención y regeneración. La mirada de Howard Roark y de John Galt, del pirata Ragnar y del playboy Francisco D’Anconia (gemelo espiritual del camarero Martin Venator en su falsa acomodación a la molicie y la decadencia), la mirada de Hannibal Lecter (el Cristo de nuestro tiempo crucificado entre cerdos –como el replicante Roy Batty será Cristo de los tiempos por venir-) tras liberarse de esa angustia tediosa de la que el coronel Kurtz sólo logrará elevarse cuando cabalgue la ola de las oscuridades camboyanas de APOCALYPSE NOW hacia las iluminaciones tarzanescas de ADIOS AL REY o se retrotraiga a la bárbara seguridad de CONAN (abuelo del ya mentado pirata danés y de todos los demás –como Roy Batty será su último heredero en el umbral del penúltimo Apocalipsis-).
Hace unos meses leí por primera vez en castellano LA REBELION DE ATLAS (cuya lectura en inglés ya había hecho en 2003 y me dio pie a esta reflexión). Y una vez más comprendí por qué si uno se siente tan identificado con los escenarios randianos no puede nunca sentirse vinculado a alternativas políticas terrenales, porque todas están marcadas por las tramposas desnaturalizaciones con que Thompson pretende tentar a Galt en LA REBELION DE ATLAS en aras de un falaz y envenenado pragmatismo. Ahora nuevas voces desde el mundo tribunicio y aspirante a la alta gestión institucional vuelven a usar el nombre de Rand ¿de nuevo en vano? El tiempo lo dirá.
Lo único verdaderamente claro es que Ayn Rand sólo tiene sentido como viaje sin retorno, sin guardar la ropa, para quienes somos inasequibles al pragmatismo y a la adecuación en períodos de decadencia terminal.
viernes, 19 de noviembre de 2010
OTROSI PEGAMIN 3
http://esnifandopegamin.blogspot.com/2008/04/esa-pelcula-que-nos-atrapa.html
lunes, 8 de noviembre de 2010
OTROSI PEGAMIN 2
http://esnifandopegamin.blogspot.com/2007/11/impacto-subito.html
viernes, 1 de octubre de 2010
OTROSI PEGAMIN 1
LA SAGA DE ALF
Empezaré con la serie de entradas dedicadas a Amanda Lyn Ferri, el único recuerdo verdaderamente entrañable que me dejó PEGAMIN y regalo que nunca agradeceré lo bastante a quien me lo hizo.
http://esnifandopegamin.blogspot.com/2007/05/amandalynferri.html
http://esnifandopegamin.blogspot.com/2007/05/la-versin-espaola-de-amandalynferri.html
http://esnifandopegamin.blogspot.com/2007/06/amandalynferri-el-clip-definitivo.html
http://esnifandopegamin.blogspot.com/2007/09/amanda-sigue-generando-videos.html
lunes, 20 de septiembre de 2010
PREDICANDO EN EL DESIERTO
«Tenía plena conciencia de las potencias y entidades que formaban un haz dentro de mí, lo que se me escapaba era su naturaleza. Estaba ansioso de ser estimado –deseo tan intenso y nervioso que jamás pude confiarme amistosamente a otra persona-. El terror de fracasar en un esfuerzo tan importante me impedía siquiera intentarlo. Además, era una cuestión de nivel, pues la intimidad parecía vergonzosa a menos que el otro pudiera responder plenamente a ella, con el mismo lenguaje, con el mismo método y las mismas razones.» (LOS SIETE PILARES DE LA SABIDURIA, T.E. Lawrence –fragmento del capítulo CIII, donde mejor se entiende el impacto que Lawrence produjo en Simone Weil-)
miércoles, 1 de septiembre de 2010
LAS TRIBADAS
Tribu de uno,
oh, sí, qué tribulación:
de un modo instintivo
buscaste las Tríbadas,
abrazo impensable que,
sin embargo, fue
tu constelación.
Todo lo demás
para ti es ficción,
representación
que te obliga a ser,
más que amante, histrión.
Caído de clase, huérfano de género cargas con tu doble bastardía por un mundo idiota cuyas paredes empapas con la ilusión rupestre de tu graforrea. Magia inútil porque, en respuesta a tu busca de la tijera afín, de ese polo/espejo capaz de ponerse en tu lugar (y de sentirse bien ahí), el mundo idiota sólo te da un diálogo para besugos, apriorismos ciegos y sordos, asepsia, distancia, profilaxis, besos amordazados, caricias envueltas en guante quirúrgico, diálogos por adsl, miradas crispadamente corteses desde el otro lado de la burbuja en que te pusieron ya no recuerdas cuándo.
lunes, 23 de agosto de 2010
LAS CANCIONES DE MI VIDA (34)
VALENTINE´S DAY
intérprete original: Blood, Sweat & Tears
letra y música: Steve Katz, Fred Lipsius
Yesterday, in may ways, you've looked into my eyes
Seems so strange for all the many years together
Sitting by the window, couldn't move you if I tried
I've been standing on the outside here for ever
Candles lit an empty room when you and I last talked
And the bed made warm by lonely lovers
I have seen a thousand highways, walked a hundred roads
But for you I know there'll be many others
Oh, let the wind blow, strike me to my knees
I'm forever getting sad and lonely
Oh, let the sun glow, shine upon the trees
You'll forever be my one and only
Darkened halls and hotel walls will keep me in disguise
While your brown eyes look for what you have forsaken
Better times are far behind me, I can't quite forgive
'Cause for all that you have given, you have taken
Saddened by a country tune, I cried myself to sleep
Looking for my footsteps softly leaving
I have seen a thousand highways, walked a hundred roads
But for you I give you freedom to believe in
Oh, let the wind blow, strike me to my knees
I'm forever getting sad and lonely
Oh, let the sun glow, shine upon the trees
You'll forever be my one and only
Oh, let the wind blow, strike me to my knees
I'm forever getting sad and lonely
Oh, let the sun glow, shine upon the trees
You'll forever be my one and only
lunes, 9 de agosto de 2010
LA NIÑA QUE MIRA DE REOJO
CARMEN HIERRO, la fotógrafa feérica, me acaba de mandar esta joyita con el siguiente comentario: “Te envío uno de mis retratos preferidos de la historia del arte. Se cree que Leonardo Da Vinci lo conoció antes de inventar su famoso esfumato. Para mi gusto esta encantadora muchachita es mucho más inspiradora que la Gioconda, y contiene también un gran misterio. Su autor es Petrus Christus. Es un pintor del que no se sabe mucho, más bien de segunda fila. El resto de sus obras no me entusiasman, son muy Van der Weyden. Pero aquí dio en el clavo. La dama es desconocida. Hay alguna teoría sobre quién pudiera ser pero no se sabe a ciencia cierta. Vive en un museo de Berlín. Tiene algo orientalizante, y el dibujo, más simbólico que real, le da un aura única con esa forma de sintetizar el cuerpito y los hombros. ¿Que te parece?”
¿Qué me va a parecer? Que es la quintaesencia de lo cool. Esa mirada de reojo y tan seria es de dejar hecho fosfatina al espectador. A César González Ruano seguro que le debió de robar más de un sueño e inspirar algún trance nostálgico de corzas. Carmen mencionaba lo orientalizante y, sin pretenderlo, esta circunspecta preteen podría ser perfectamente el contrapunto anacrónicamente brumoso de aquella tórrida Ifrikya que el propio Ruano glosó en muy otras latitudes. Acaso el protagonista teutónico de aquella nivola fundió en su mente a esta muchachita (seguramente contemplada con obsesión vertiginosamente hitchcockiana en esas horas congeladas que regalan los museos) con la hija de la dulzura que el destino le deparaba al fin de su periplo vital.
Yo la elevo, huérfano de aquella otra criatura que Modigliani retrató vestida de marinerito y con la que en su momento ilustré cierta evocación ruanesca, a la categoría de ciberdiosa y dejo que su reojo me pulverice y me limpie de las húmedas miserias que, por aquí o por acullá, siempre trae la canícula.
Y acabo con las últimas líneas con que CGR acababa a su vez su artículo MUCHACHAS HERMETICAS: "Con una ilusión inédita todavía, con una esperanza aún. Dentro de un vencimiento fatal, pero dentro de convencimientos no por inútiles menos hermosos"
domingo, 1 de agosto de 2010
LAS CANCIONES DE MI VIDA (33)
HOW DOES IT FEEL
intérpretes originales: SLADE
letra y música: Noddy Holder/ Jimmy Lea
How does it feel runnin' around round round
how does it feel watchin' from upside down
'cos many years from now there will be new sensations
and new temptations
How does it feel
How does it feel right at the start
and how does it feel when you are thrown apart
'cos many years from now there will be new elations
and new frustrations
Chorus
How does it feel? Oh! Oh!
Do you know know know what it's like to be searchin' in your own time
all your attempting experimenting all on the climb
do you know know know what it's like to be searchin' and suddenly find
all your illusion, all your confusion all left behind
How does it feel turnin' away
and how does it feel facing another day
'cos many years from now there will be newer poisons
and new horizons
'cos many years from now there will be new tomorrows
and still some sorrows
mis impresiones sobre el grupo (y también sobre ALICE COOPER)
lunes, 12 de julio de 2010
ALTERCAPACITADOS
jueves, 1 de julio de 2010
LAS CANCIONES DE MI VIDA (32)
DEJAME JODER TU MENTE
intérprete original y autor: DUFFO
lunes, 14 de junio de 2010
ELENA ESO
«Elena Eso, como “amén a eso”», así me dijo su representante (un sujeto de aire hebraico –mejor dicho, con aspecto de muñeco de ventrílocuo que exagerase rasgos hebraicos: calva hornada con una diadema de rizos entre Punset y el señor Pignon de LA CENA DE LOS IDIOTAS, ojos saltones y entornados muy similares a cierto malvado de una de las películas anticomunistas que interpretó Paul Newman a mediados de los 60, nariz bulbosa más aguileña que respingona y labios gruesos y grandes, con un punto savateriano en su sonrisa batracia- que yo asocié con aquellos actores de teatro rojeras que solían intervenir en BARRIO SESAMO).
Estábamos en una soleadísima plaza de pueblo rodeada de soportales (se me vienen a la memoria los nombres de Chinchón, Ciudad Rodrigo y Trujillo, aunque no sé muy bien si por un remix que hace mi mente de la vez que LA MODE pasó por la localidad extremeña y se atracó de un barreño de cordero con ensalada, de aquel añejo visionado de ASIGNATURA PENDIENTE y de flashes de espacios documentales en canales locales de tv sobre pueblos de la comunidad de Madrid: eso sí, el representante me dijo que su pupila era de Salamanca y se supone que estábamos en esa provincia para asistir a un concierto suyo con ocasión de las fiestas del pueblo).
Había una parte de la plaza delimitada con barricadas de madera porque por ahí iba a desembocar un encierro de vacas bravas. La cháchara del representante se vio interrumpida por dos chavalitos que se disputaban mis favores (querían que les tatuase un autógrafo en salva sea la parte) a bofetada limpia (no tenían nada de rústico en sus trazas: parecían hermanos menores del efebo que me inspiró el PARA TI, con algo británico en su agresiva delicadeza, como sacados de una merienda concebida por Enid Blyton). Tuve que poner orden recogiéndolos bajo mis alas, en impremeditada imitación de la famosa secuencia de FREAKS, y ellos hicieron las paces usando mi cuerpo a guisa de Camp David.
Con los sobacos acariciados por los bucles de la chavalería, yo me sentía pletórico, en plena epifanía, y me dejaba arrullar por la verborrea promocional del representante. Empecé a elucubrar sobre su protegida: ¿tendría algo que ver con Kikí D’ Akí (de origen salmantino, si la memoria no me falla)? ¿o más bien se parecería a cierta cantautora castellana de aspecto corvino, Myriam de Riu, que tuvo su breve momento de gloria allá por la Transición, cuando el padre de Jaime y Guiller era precisamente gobernador civil de Salamanca? Todas estas preguntas me llevaban a pensar, todavía dentro del sueño, que aquello era un sueño y mi mente parecía buscar los motivos de haber elegido Salamanca como microcosmos. A medida que tomaba conciencia de la irrealidad de la situación, los efebos que cobijaba entre mis brazos se degradaron en haces de rastrojos lacerándome la piel y el representante se volvió totalmente muñeco de ventrílocuo y, al no tener quien lo accionara, se quedó quieto con la mirada perdida y la boca entreabierta. Entonces comprendí que nunca conocería a Elena Eso y que, en realidad, me encontraba en el pueblo de las muñecas de cera que Ramón describe en su novela GUSTAVO EL INCONGRUENTE.
La epifanía se trocó en soledad, la luminosidad se volvió penumbra y me desperté.
martes, 1 de junio de 2010
HIJA DE LA DULZURA
[El luminarca Juanjo Seixas, ausente tanto tiempo de este blog (ausencia que sólo está en su mano redimir –tú mismo, Juanjo, ésta es tu casa: como verás, cada vez más diversamente habitada-), de pronto reapareció hace unas semanas por mi vida en forma de regalo, más concretamente en forma de una novela mística, misteriosa, mixtificadora (como su autor, César González Ruano, y como los paisajes en que se desarrolla), editada (atención, Bárbara...) por ese librero Bergua que tan anacrónico resulta hoy, en plena profanación industrial del negro sobre blanco. Yo nunca he sido muy amigo de las tierras moras (sólo Burroughs adaptado por Cronenberg, en su impremeditada versión libre de EL CIELO PROTECTOR que fue EL ALMUERZO DESNUDO, me había hecho interesarme por esos ambientes abigarrados, mayormente usando como vehículo a ese cadáver disfrazado de actriz que atiende por Judy Davis –como lo único que me haría sentirme a gusto en los trópicos no sería ningún idiota lugar común sobre Curro y el Caribe sino la calva llorona de sudores del teniente Kurtz en pleno corazón de Angkor-) pero CGR logra implicarme, con una visión alucinante y alucinada (tórrida y hórridamente magmática en su descripción minuciosa hasta la neurastenia de la lucha constante entre el autocontrol y el vértigo ante lo que nos tienta –Mario, el joven alemán protagonista, nos hace evocar en algún momento al Jünger aún bisoño de JUEGOS AFRICANOS-) anticipadora del Burroughs de Interzona, tributaria tangencialmente de T.E. Lawrence pero también oteadora de un Scorsese con guión de Schrader (qué espléndida versión de esta CIRCE podrían haber hecho). Mi eterna devoción por la prostitución como misterio sacro, asistencial y esclarecedor (esto es, antimateria de lo que hoy en Occidente se entiende por prostitución –excepciones salvas que puedan recordar a la santa sin derecho a canonización que Elizabeth Shue encarnaba en LEAVING LAS VEGAS-) es satisfecha plenamente en esta novela con la semblanza doblemente conmovedora (porque conmueve y conmociona) de las Hijas de la Dulzura (especialmente, de la protagonista, Ifrikya, criatura sin tiempo en su edad auroral –con algo de la vampirita Eli glosada hace poco en este mismo blog- a quien imagino como a la ciberdiosa Dayanna cuyos reojos prionizados ilustran esta entrada y cuyo retrato en exclusiva no creo haga nunca porque ya lo ha hecho Ruano hablando de otra y, sin embargo, la misma-). También ese peso fatal y nunca lo bastante agotador que supone Lo Femenino y que llevo en estos meses elucidando en ese libro que preparo con las fotógrafas Inma Varandela y Carmen Hierro, ese peso ya lo cargó antes con gozo de dislocado via crucis el monstruoso CGR. De monstruo a monstruo (lo único decente que se puede ser en épocas donde la castración de horizontes es la norma), gracias, César. Y gracias, Juanjo, por ser el puente que me ha hecho amar a... Africa.]
«Una noche soñó que ella no era sino una herida enorme, y que desaparecía por aquella herida, sintiendo que su sangre le entraba a oleadas en la boca, hasta producirle la más dulce y enamorada de las asfixias.
Otra noche, el sueño le llevaba por el mar, y él la veía distante y desnuda bajo una enorme luna voraz, batida por las olas. Luchaba Mario con las barbas del mar encrespado, atraído por su voz lejana y dulcísima, hasta que al llegar a ella no encontraba en su horror sino una roca negra, a la que irremisiblemente iba a estrellarse.»
ilustraciones: THE LEFT HAND
lunes, 17 de mayo de 2010
PAISAJES ESCRITOS POR PLA
Acabo de quedar seducido por Pla a través de una recopilación que me pasó Charlie, SENTENCIAS E IMPRESIONES. En algunos momentos, cuando toca temas de paisaje, me produce una sensación muy grata, similar a la que me regaló la lectura de ALFANHUI. Por otra parte, hay sentencias que hago mías y que me parecen de tanto fuste como las acuñadas por un Jünger.
Espigando, he elegido ésta, en donde el amor por la naturaleza y ese aire (impremeditado, supongo, aunque desconozco sus filias) con EJ, aire cargado de enigmática lucidez, se muestran poderosamente:
«El sentimiento de que entre Dios y la naturaleza existe un problema de proporciones siempre a punto de romperse, pero que nunca llega a romperse totalmente, explica por una parte su humildad y por otra su soberbia»
Husmeando por la red, me he topado, como era de esperar, con dos deliciosas entradas de Magdalena (CAFE PARA CUATRO y BELLE DE JOUR), cuyas imágenes se adecúan como mullidas babuchas a la prosa del dandy camuflado de gañán (o sea, el colmo del dandismo, para quien guste ir al fondo de las cosas, más declassé que parvenu -volviendo a EJ, refugiado en su casita del bosque, lejos de falaces bullicios, cada vez más abocado a parir a Martin Venator ¿cómo no asociarlo con el gerundense?-).
Y, de guinda, para persistir en mi querencia por el catalán (querencia que ningún despropósito de los últimos lustros proveniente de la ralea política hará mermar) mamada de la luminosa teta de la diosa Mª del Mar Bonet, de las alucinaciones de Ia y Batiste y de Jaume Sisa o de la hirsuta socarronería de Ovidi Montllor, acabo de descubrir este no menos delicioso blog dedicado a recuperar fragmentos del QUADERN GRIS, que apresuro a recomendar y del cual me declaro desde ya seguidor. Entre las categorías que más he disfrutado, clima y meteorología, paisajes y (¡cómo no!) las cosas del comer.
lunes, 19 de abril de 2010
WENONA Y SUS TRIBULACIONES
(continuación de la serie iniciada en EL PUNTO Z)
[supongo que el llevar elaborando desde otoño un libro de asunto bastante tórrido más el gozoso inri de haberse sumado al proyecto una fotógrafa habituada a trabajar con modelos (y, en el caso concreto de la entrada que vais a leer, puede que también mi subconsciente haya almacenado las evocaciones que me hizo Inma de su etapa adepta a los piercings) me ha hecho retomar una saga iniciada en el antiguo blog y nunca continuada hasta la fecha en éste, la de las ciberdiosas, esas mujeres a las que encuentro un especial carisma y que se muestran por la red en trances (nunca mejor dicho) intensamente atizadores del deseo]
Hará unas semanas descubrí a través de una página de culturismo femenino una chica que me llamó la atención aunque sin sospechar de su extrema y sugerente multiplicidad de facetas. Parecía tocar muchos palos (machaques de gimnasio, contorsionadísimas y calatísimas -por usar el peruanismo- sesiones de yoga, escenitas sáficas -mayormente con un punto sadomaso, bien en el estudio de ballet bien en el ring de lucha-, singulares experiencias de desarrollo branquial -que me aterraron y fascinaron a la vez al recordar las prolongadas ahogadillas que me practicaba mi madre en la bañera y en el mar y que me marcaron para siempre como inepto para la natación- y -esto lo considero muy de agradecer- nada de coyunda con varones -no puedo evitar el bostezo al contemplar a uno de esos titanes taladradores en plena tarea más bricomaníaca que orgásmica, a juzgar por las expresiones por lo general indiferentes o pésimamente fingidas de la pareja-) hasta llegar a la que parecía ser su (nunca mejor dicho) piece de resistance, el bondage, cuanto más enrevesado y pródigo en aparataje, mejor.
Ya he dicho en varias ocasiones cómo todo lo que implique maquinaria en la cosa erótica me deja frío y me hace pensar más en el profesor Franz de Copenhague, con sus complejos mecanismos rebosantes de poleas y polipastos, que en lúbrica alegría de pajarillas. Sin embargo, por otra parte, dejando las maquinarias a un lado, he de reconocer que mis mitos calientes más señeros tienen que ver de modo recurrente con la tensión, el dominio, la violencia, el peligro y la devoción: ahí todo lo ya explicado en la saga Honeybunny (repleta de replicantes, diosas guerreras, agentes secretas, tarantinescas hembras de presa, vampiras –con la sublime Ligeia a la cabeza-...), lo fantaseado en buena parte de mi narrativa (MARY ANN y LA CANCION DEL AMOR son dos buenos ejemplos), el hecho de que la primera ciberdiosa con la que me topé se moviese en paisajes muy cercanos a la estricta disciplina (guiños al CRASH de Ballard incluidos -nunca olvidaré el impacto que me produjo la figura de Vaughan, ese dios oscuro, y sus moiras Holly Hunter y Rosanna Arquette en la adaptación chorreante de morbo y diesel que nos regaló Cronenberg, quien ya había masajeado los rincones más ocultos de mi libido con la no menos tomatosa INSEPARABLES-) o lo turbadora que me resulta la presencia de la dominatrix Lady Heather en CSI: LAS VEGAS con ese rol (tan lleno de tensión sexual) de amiga confidente, con vocación de algo más íntimo, del retraído devorador de insectos Gil Grissom.
Pero nunca antes había hallado tal dedicación a estos menesteres, en los que la atlética y pluscuamflexible Wenona se somete a toda clase de pruebas físicas, pero sin la resignación o el victimismo de las tediosas y lloriqueantes heroínas de Sade, sino más bien (y ahí Lady Heather me daría la razón) con el temple del legionario o de una Uma Thurman en KILL BILL adquiriendo experiencia y sabiduría predadora al lado del maestro samurai de turno. Siempre me ha desagradado el regodeo en la humillación gratuita, tanto física como psicológica, y tal vez por ello no encuentro placer en recreaciones de snuffs, violaciones o sadomaso con claras connotaciones de verdugo y víctima (de hecho, una de mis experiencias más desagradables en sala de cine fue el visionado de la primera entrega de la saga HOSTEL) pero esa especialización de Wenona, con un punto esotérico, casi de ordensburg, como invitando a sumergirse en una realidad no apta para todos, me resulta muy hipnótica como puerta entornada hacia otras dimensiones, las del bondage como experiencia a disfrutar por todas las partes (algo que, en el instante en que escribo estas líneas, aún bisoño en el visionado de sus alucinantes tribulaciones, sigo contemplando como un misterium tremendum).
lunes, 12 de abril de 2010
LAS CANCIONES DE MI VIDA (31)
TUMBLING DOWN
intérprete original: COCKNEY REBEL
letra y música: Steve Harley
Gee, but it's hard when one lowers one's guard to the vultures
Me, I regard it a tortuous hardship that smoulders
like a peppermint eaten away
(will fight, will i swagger or sway?)
Hee, hee, M'Lady, she cries like a baby to scold us
see her tumbling down, tumbling down
Hail! to the monkey; we're having a funky reunion
Wasted and sunk, he can only have Sunday communion
he got nicotine stains in his eyes
he got nothing to protect but his pride
Oh! smother the kiss or be drownded in blissful contusion
(replace with)
Oh! smother the kiss or be drownded in blissful confusion
see it tumbling down, tumbling down
Juvenile tale, (see the Titanic sail into Brighton)
The Hemingway stacatto, the tragic bravado can frighten!
to be here, there and everywhere's fine
but do you have to be so swift all the time?
Deliver the Dawn to the Moulin-Rouge on the Horizon
watch it tumbling down, tumbling down
(Refrain) Oh! dear, look what they've done to the blues, blues, blues
«Amo a Steve Harley como se ama a un gemelo o a esa figura que se agita al otro lado del espejo.» (fragmento del texto que publiqué en el nº 18/19 de EL CORAZON DEL BOSQUE)
jueves, 1 de abril de 2010
LAS CANCIONES DE MI VIDA (30)
MAD WORLD
intérprete original: TEARS FOR FEARS
letra y música: Roland Orzabal
[por lo general, las canciones de mi vida son parte de mundos creativos en los que me siento a gusto pero en el caso de TEARS FOR FEARS sólo conozco este título (me da un cierto miedo profundizar en este grupo porque, a veces, una canción que me gusta –descubierta, por lo general, a través de un videoclip muy resultón- no me lleva a otras del mismo origen que también me hagan tilín sino a profundas decepciones al acercarme a la obra genérica que o bien me aburre o me resulta profundamente grimosa: ya me pasó con Radio Gaga y QUEEN, Every Breath You Take y POLICE, Luka y Suzanne Vega o Once In A Lifetime y TALKING HEADS); incidiendo en lo dicho en el paréntesis, Mad World la descubrí a través de series de tv (por ejemplo, HOUSE) y de una extraña película, DONNIE DARKO, no en la versión original sino en una que me gusta más, de un tal Gary Jules]
All around me are familiar faces
Worn out places, worn out faces
Bright and early for their daily races
Going nowhere, going nowhere
Their tears are filling up their glasses
No expression, no expression
Hide my head I want to drown my sorrow
No tomorrow, no tomorrow
And I find it kinda funny
I find it kinda sad
The dreams in which I’m dying
Are the best I’ve ever had
I find it hard to tell you
I find it hard to take
When people run in circles
It’s a very, very mad world mad world
Children waiting for the day they feel good
Happy Birthday, Happy Birthday
And I feel the way that every child should
Sit and listen, sit and listen
Went to school and I was very nervous
No one knew me, no one knew me
Hello teacher tell me what’s my lesson
Look right through me, look right through me
And I find it kinda funny
I find it kinda sad
The dreams in which I’m dying
Are the best I’ve ever had
I find it hard to tell you
I find it hard to take
When people run in circles
It’s a very, very mad world … mad world
Enlarging your world
Mad world
lunes, 15 de febrero de 2010
MIA ROMANZA
http://www.youtube.com/watch?v=6tkuVsPylT8
ilustraciones: THE LEFT HAND
lunes, 8 de febrero de 2010
LA HORUGA
El Tiempo, esa bufanda urticante, nos amadeja en su abrazo: vida y deseos, muertes y culpa, nostálgicas esperanzas de redención por la Falta anterior a toda memoria que los días se empeñan en pasarnos por las narices. El Tiempo, apretada lid, nos ciñe y prepara, bien ajustados, guarnecidos y chorreantes de jugos, para el Ultimo de los Días como pavos de Acción de Gracias al filo del horneado final.
lunes, 18 de enero de 2010
MOMENTOS QUE VUELVEN COMO FLORES SECAS
[escrito en plena digestión del libro de Rafael Sánchez Ferlosio INDUSTRIAS Y ANDANZAS DE ALFANHUI]
Atípica ¿narración? Me la pasó Charlie justo cuando acababa mi relectura celiniana (de hecho, esa tarde él se llevó el VOYAGE... para empezar a sumergirse en el via crucis en que yo he vivido durante dos meses, un pie en una realidad ya bastante kippelizada y otro en el no menos acre negro sobre blanco –Charlie, con un entorno mucho más grato en derredor, podrá sumergirse en Destouches de manera más inocua, sin tanta crudeza, desde la distancia que siempre supone el batiscafo frente al frío glacial que cala los sufridos huesos de la pescadora de perlas-) y me trae a primer plano tantos momentos ligados (más o menos directamente) con mi muy primera infancia y sus deslindes entre campo y ciudad: como la vaquería de García de Paredes (mentada por Fernando Fernán-Gómez en sus memorias y que me lleva a ser consciente de mi larga cronología, con flecos de postguerra en el pompis) de la mano de la chacha Carmen (cuando anochecía, para recoger en jarra de hojalata la leche del desayuno); como el mercado de Olavide, también de la mano de Carmen, en busca de tebeos Bruguera a perra gorda el ejemplar (en compañía de esta misma fámula me vuelve también un domingo en Esquivias comiendo pajaritos fritos en sartén –crish, crish: determinadas canciones de las Vainicas me hacen revivir muchas de esas secuencias llenas de incipiente pasmo ante un mundo por descubrir-); como los ratos acompañando a la bisabuela Manuela y a la tía Pepa (las ancianas que se ocuparon de mis tres primeros años) mientras trasteaban en la cocina de carbón o, a la noche, cenando cardo guisado y pescadilla rabiosa en la mesa camilla bajo cuyas faldas latía el brasero; como mis andanzas con mi tío Antonio por el Parque del Oeste, la Casa de Fieras (la última visita por sus contornos fue finalizando la pasada primavera, cuando firmé ejemplares de EL ETERNO FEMENINO y la Feria del Libro todavía olía, tras décadas sin zoológico, a elefante, a león y a hiena), el Museo de Ciencias Naturales (aquí la nostalgia fue lacerante, por las referencias que hace el autor a la taxidermia) o la Dehesa de la Villa (lugar éste al que volvería milenios después con Casilda para solaz de Troy), sin olvidar esos descensos a sordideces del extrarradio (entonces, mucho más próximo y agreste, sin cinturones de autopistas ni adosados, que años más tarde recobraría en escenas de Baroja, Ramón, Solana, Azcona o Neville); como La Rociá, el chalet marbellí de mi tía Carmela (dando de comer a los gatos, explorando el bosque de eucaliptos, asombrándome ante el tamaño de los calabacines del huerto, examinando los helechos y buganvillas del porche, jugando con la excavadora Clim junto a la puerta de la cocina al acabar la merienda...); como esas tardes mustias de primera juventud viendo OFICIOS PARA EL RECUERDO y/o releyendo a Azorín (actividades prácticamente sinónimas); como la punzada de emoción que aún siento de pronto ante tal o cual secuencia de ciertas películas (EL ESPIRITU DE LA COLMENA, LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS...); como el embobamiento frente a determinados cuadros de realistas españoles (sobre todo, de Isabel Quintanilla); como el recuerdo doloroso de Aida Pandiello, mi groupie con alma bröntiana del 83, a quien suicidaron las mil voces de sus pasiones, que no le cabían en el cuerpo (y eso que era un cuerpo grande, de pantera rojiza y moteada, con trasunto de prao húmedo a la amanecida); como trances vividos mano sobre mano con Casilda en mis reencuentros tardíos con lo rural y aldeano (en Altea escalando el pueblo viejo tras un rato en la tienda de aromaterapia y objetos balineses, o por el caminito escarpado que une Les Basetes con Calpe, o sorteando zurullones de vaca por tal o cual bosquecito de la sierra del Lozoya, o triscando por montañas nevadas de Huesca y Lérida -reviviendo el asombro de aquellas primeras nieves que contemplé con mi tío a los tres años por plaza de España, casi desembocando en lo que más tarde sería el asentadero del templo de Debod-, o deambulando por Lisboa o por Oporto...); como la lectura de cierto libro en el porche de los Hutchinsons (cuarenta años antes había leído otro libro en otro porche, también en plena canícula); o como el fin de semana del pasado agosto que pasé con Jaime y Mariluz en su entrañablemente desquiciado rancho abulense (ideal para un remake del Saura más morboso –PIPPERMINT FRAPPE, ANA Y LOS LOBOS, MAMA CUMPLE 100 AÑOS o ¡cómo no! LA CAZA- pero también con un punto de la finca de ARREBATO donde Eusebio Poncela conoce a Will More –Jaime, con su frenesí videografiador, no pudo por menos que traérmelo a las mientes-)...
Momentos, en su mayoría, que vuelven como flores secas, como viejas fotos de álbum hallado en un desván. Momentos que no se pueden rehidratar como ñoras o setas chinas o tomates italianos porque la vida no es un guiso y, todo lo más, adquirirían la mendaz tersura espectral de los hologramas (porque lo que fue, fue, pero ya no es). Para el chaval protagonista que pierde su nombre al final de la peripecia y para el mismo Sánchez Ferlosio (según da a entender la muy prolija introducción) el libro es también, a estas alturas, flor seca que evoca lo que no ha de volver (aunque reposa en nosotros más allá del Alzheimer, en la memoria más profunda, primaria, quasi fetal, y que tal vez vuelva a desplegarse cuando, ya bien entrados los años postreros, cerremos el círculo de la vida). ALFANHUI, como las canciones de Carmen y Gloria, es patrimonio sustantivo de quienes hemos pasado de la infancia a la vejez sin dar un solo paso por esa senda pútrida y corrupia que se considera obligada y que se ha convenido en llamar madurez. La gente madura es ciega para un libro como éste, como lo es para sentirse conmovida por ¿una flor aplastada entre unas páginas? ¿una foto patinosa? ¿un porche de bungalow abandonado a medio cubrir por la hiedra? ¿la sonrisa triste de un hada/bruja sin edad entrevista un instante tras aquel ventanuco a la última caída de la tarde? Completamente ciegos.
Pues eso que se pierden.
lunes, 11 de enero de 2010
PREMIOS
Finalmente, en el 99, la selección de un trabajo hecho a Photoshop y Pagemaker (su título "¡MENUDA GILIPOLLEZ!" –primeros intentos de prionización lefthanded-) en el III concurso de Cómics No Sexistas de Donostia. Lo recogieron (junto con el ganador, el áccesit y otros ocho más) en un cuadernillo primorosamente editado. Algún día, si me da la ventolera, lo escaneo y lo cuelgo por la web shadowliner.
viernes, 1 de enero de 2010
CELINE O LA OTRA TOURNEE DE DIOS
[escrito tras la relectura de la trilogía DE UN CASTILLO A OTRO-NORTE-RIGODON y bajo el impacto de ciertas noticias de actualidad como la concesión del Nobel a Obama (¿por incrementar la guerra en Afganistan?) o la desaparición de Iván Zulueta (tan esperada por los carroñeros del homenaje póstumo que en vida no te dan ni un vaso de agua -esa paradoja tan celiniana: oh, Achille, Achille...-)]
La mirada celiniana cala hasta el fondo de ese pozo de mierda que es la condición humana. Dios Padre baja a la tierra para comprender mejor a aquellos que, tras entusiasmarse, crucificaron a Su hijo. Esa secuencia tan pluscuamceliniana que él vivió a propósito del VOYAGE...: primero el entusiasmo, el ditirambo, la adoración, la pesadez incluso en los alardes de empatía... Cristo in, superestelar; después, al microsegundo siguiente, la concentración se pierde, la atención se dedica a otra cosa, se exige a Cristo más y más y más trucos pero Cristo no es un mago de feria, es un Misterio, y la chusma no está para misterios, y comienza a variar el gesto... primero tedio, abulia, desafección (la sonrisa seductora, coquetona, deshinibida, mermaidladiesca, incluso un poquitín mamada, de los comienzos, esa sonrisa hambrienta de Nazarines, pasan los días y se va congelando en crispación cortés, en jeta quitinosa de saltamontes, en esfinge alienígena examinando al abducido de turno con expresión impenetrable), y luego, finalmente, irritación porque Cristo sigue ahí, poniendo en evidencia el capricho, la frivolidad, la superficialidad de esas empatías de ocasión, pura bisutería, empatías inasequibles al compromiso con el Misterio, con la patata caliente a Quien se ha de seguir precisamente porque su viaje, el más difícil, nos lleva hasta el final de Lo Negro, sin happy end, y Cristo entonces molesta, satura como un espejo de cuento en el que nadie se quiere ver (porque nunca son agradables los retratos de Dorian Gray)... Cristo entonces out, Cristo superestrellado. Embuchándole los pecados de todos, con embudo, a la fuerza, carne ya no de cañón, de paté. Sí, puro canard, porque, una vez finiquitado, recupera la exquisitez, su condición de delikatessen. Pero antes, que reviente. Que no disfrute de la vida (todo lo más, sucedáneos, incompleteces). Que no llegue a habitar en los castillos de cartón que él solito se construyó (otros, otras, entrarán a saco y los abordarán, con furia corsaria, sin siquiera un pretexto, sin explicaciones, desfigurándolos con los poderes que les da su bula de pesebristas del zeitgeist –un zeitgeist cortoplacista, insostenible en su inconsistencia pero helo ahí, en ese instante, válido, a huevo para los daltónicos de futuros-, ... a joderse el anacrónico, el outsider que los concibió-).
Céline es la mirada del Padre, jugando (como esos millonarios excéntricos que se disfrazan de clochards) a imitar los pasos del Hijo. Pero el Padre no es Amor osiríaco, dionisíaco, crístico, listo una y mil veces para el despiece: el Padre es Naturaleza y la Naturaleza es rigor higienista, esto es, catástrofe, amiga de borrar una y otra vez los callejones sin salida, los errores, los renglones irremisiblemente torcidos, la arbitrariedad impune, la gilipollez injusta con ínfulas de aporía interminable... toda la basura eliminada periódicamente a golpe de diluvio, de llamas, de peste, de muerte. Céline es un monstruo en tanto que imagen de Dios Padre, de Quien tiene la Ultima Palabra. Un monstruo, sí. Como todos los profetas.
Por eso su mirada es tan definitiva, la radiografía de una especie miserable, ralea sólo redimida en el miedo, esto es, en la conciencia de la gravedad del existir, cuando realmente podemos profundizar en la humildad, la empatía (la genuina, la que viene de K-PAX, esto es, de ese pájaro azul que se posó en nuestro balcón), la delicadeza, la incapacidad para herir gratuitamente a quien se nos acerca de buena fe... Céline: la mirada que describe y nos grita una y otra vez cuán desnudo va el rey, cuán insoportable es el hedor de su buena conciencia. Céline, sólo asumible desde el sufrimiento, sólo legible cuando respiramos por la herida..