miércoles, 1 de julio de 2015

O MINERVA O ME ENERVA


continuación de lo dicho aquí



Cuánto disfruto acariciando con el devenir de la palabra las neuronas de las mujeres. Cuando hay mujer y no hay neurona, el chasco y la angustia consiguiente es idéntica a la que me provocaría lanzarme desde considerable altura a una suave y rosada cama de agua con tupidos pliegues en forma de cerebro y descubrir a medio camino que la tal cama está completamente vacía.



 
ilustración: andrea hrnjak