(continuación de la serie iniciada en EL PUNTO Z)
«Tenía plena conciencia de las potencias y entidades que formaban un haz dentro de mí, lo que se me escapaba era su naturaleza. Estaba ansioso de ser estimado –deseo tan intenso y nervioso que jamás pude confiarme amistosamente a otra persona-. El terror de fracasar en un esfuerzo tan importante me impedía siquiera intentarlo. Además, era una cuestión de nivel, pues la intimidad parecía vergonzosa a menos que el otro pudiera responder plenamente a ella, con el mismo lenguaje, con el mismo método y las mismas razones.» (LOS SIETE PILARES DE LA SABIDURIA, T.E. Lawrence –fragmento del capítulo CIII, donde mejor se entiende el impacto que Lawrence produjo en Simone Weil-)
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