sábado, 1 de diciembre de 2012

LA PRIMERA PIEDRA DE LA CHINA DE HOY




(escrito en plena digestión de EL GIGANTE QUE DESPIERTA, 
lúcido capítulo del libro de Richard Nixon 
1999: VICTORIA SIN GUERRA)

"Han terminado los días de dependencia de China. China es un jugador de primera división en un mundo lleno de naciones que se dan cuenta de que está destinada a ser una potencia y que anhelan desempeñar un papel en el desarrollo de su potencial." (RICHARD NIXON)


La primera piedra de la actual China, su padrinazgo diplomático, su bautismo de regreso a la realidad tras la atípica embriaguez ultrarrevolucionaria en la segunda mitad de los 60 (atípica en un pueblo considerado como milenario paradigma del pragmatismo), su iniciación en la conquista de nuevas fronteras a través de la astucia y no de la fuerza, su misma concepción de 1 PAIS 2 SISTEMAS (versión doméstica de lo que, a nivel planetario, la misma China comenzaba a experimentar en aquellos primeros 70 desde aquella mano tendida del Extremo Occidente), su acicate para atender/aprehender otras realidades regionales de despegue económico, todo ello parte de la intuición de un premier norteamericano hoy maldito para las dos corrientes postmodernas de la política occidental, la pseudoizquierda políticamente correcta y la pseudoderecha neoliberal (de hecho, sólo la demócrata sui generis Hillary Clinton -muy lejos de aquella irritante visita a China como primera dama en plan Lisa Simpson, hoy, más sabia y más derrotada, en estos sus años de curtida madurez- ha sabido valorar los logros de una realpolitik basada en el respeto y el conocimiento del adversario y en las prioridades del equilibrio frente las irresponsabilidades prepotentes y pírricamente cortoplacistas -equilibrio que se iría al garete a partir del plan reaganiano de buscar el aniquilamiento de la URSS y de la ulterior ¿creación? de un discutible y caótico Nuevo Orden Mundial que ha desordenado por completo Occidente y buena parte del planeta y que, paradójicamente, sólo ha acabado beneficiando a China y a sus socios tanto locales como transoceánicos, caso de una América Latina desahuciada hasta no hace mucho, siendo especialmente irónico el caso de Venezuela, pues ese mismo sujeto a quien zarandearon en 1958 acabaría por ser el detonante de la cadena de acontecimientos que harían de China su flamante socio actual en tareas de desarrollo-).

El dilema de China entre la reubicación como zaguero de una URSS que en buena medida le era hostil y el auténtico Salto Adelante hacia el sincretismo que ha puesto al gigante asiático en el lugar de privilegio en que hoy se encuentra (y, al cabo y además, retomando la relación con el problemático vecino de arriba, sólo que ahora es Rusia quien va a la zaga tanto en economía como en cohesión social), se resuelve con la brusca desaparición de Lin Piao en el 71 y la potenciación del diplomático Chou En Lai como mano derecha del Gran Timonel, potenciación que posibilitaría la rehabilitación y consolidación del arquitecto de las reformas desarrollistas Deng Xiao Ping (cuya NEP de los primeros 60, a diferencia de la soviética de los primeros 20, no ponía en peligro la estabilidad del país -más allá de las luchas de poder personales y los recelos de un Mao temporalmente relegado- y serviría de encaje/precedente para las ulteriores tomas de posición en los 70) y su profundización con Zhao Zi Yang y las nuevas promociones.

En una época decadente en que la Política ha dado paso, tanto a destra como a sinistra, a la mercadotecnia más rapaz, a la dictadura del más indecente amarillismo mediático, al agit/prop más mostrenco y hooliganesco, comprender las razones que llevaron al presidente más obsesionado por el peligro comunista desde Harry Truman y más comprometido con el destino manifiesto de Estados Unidos desde Teddy Roosevelt a tomar sin reticencias la senda rigurosa de la negociación, inspirada por la plena aceptación de la realidad del Otro pero sin sombra de derrotismo ante la constatación de tal realidad ("Este mundo moderno no puede permitirse el riesgo que representan las malas interpretaciones y los juicios erróneos que pueden darse cuando las naciones poderosas no se comunican entre sí pese a sus diferencias. Nuestro alejamiento de China, por más justificado que fuera desde el punto de vista ideológico, constituía un lujo ideológico que ni nosotros ni ellos podíamos permitirnos ya. Las armas nucleares significan muchas cosas para muchas personas; para los dirigentes nacionales responsables, significan un motivo apremiante de buscar un terreno común"), supone recuperar por un momento el recuerdo hoy arcádico del gobierno desde una perspectiva de estadista (desde la Inteligencia) y no desde la miopía de la inmediatez electoral/populista. Es ironía cruel que quien desde esas pautas procuró el tránsito de la Guerra Fría a la Coexistencia Pacífica sea retratado por una posteridad injusta e imbécil como caricatura patológica y disfuncional (incluso -ha de recordarse- en sus acciones más duras en Indochina no pretendió en ningún momento la desaparición de Vietnam del Norte, lo que habría supuesto entre otras cosas un contrasentido respecto al deshielo que se iniciaba con Moscú -Reagan y Bush, por el contrario, sí buscaron desde el minuto cero de su llegada al poder la desaparición y desmembración de la URSS- sino terminar el conflicto en una situación similar a la coreana: esto es, el mantenimiento del status de Vietnam del Sur y la tolerancia forzosa de éste por Hanoi -el vacío de poder y bandazo en cuanto a líneas de política exterior que supuso la traumática caída de Nixon dejarían, a diferencia de la época de Eisenhower, al régimen sudvietnamita a merced de su vecino y de su propia oposición comunista, sin la menor chance de consolidación como los surcoreanos-) cuando las dos palabras clave de su gestión internacional fueron DISUASION y CONTENCION, estrictamente defensivas, sin la menor veleidad hegemónica.

Por último, señalar (como el propio Nixon lo hace en su libro) que esa intuición genial sobre China que cambiaría por completo el destino de esta nación no surge de la nada sino que fermenta a partir de conversaciones previas con gentes de otros países, caso del neutralista De Gaulle y el pragmático primer ministro japonés Yoshida, precedentes del paso histórico que Nixon daría públicamente en el 72. Los muchos viajes que el presidente norteamericano hizo por el mundo desde los comienzos de su carrera marcaron para bien su progresivo convencimiento de la necesidad de una REALPOLITIK y de un equilibrio de fuerzas planetario y contrastan con esa imagen claustrofóbica que se nos da de un maníaco bunkerizado en la Casa Blanca y envuelto en cintas magnetofónicas. 

"Actualmente tratamos con una nación que comienza apenas a tantear su camino en el mundo moderno; mañana estaremos tratando con la que podría ser la potencia dominante del mundo. Entre ahora y entonces, los nuevos amigos podrían convertirse en nuevos aliados, y las experiencias y los valores compartidos actualmente ausentes, podrían llegar a existir como consecuencia de acontecimientos que no podemos imaginar ahora, en un mundo cambiante, violento e impredecible." (RICHARD NIXON) 




lunes, 12 de noviembre de 2012

¿LA GENTE?

 (letanía para una misa misantrópica)

¿La gente?: lo que hay delante de uno en las colas.

¿La gente?: lo que le saca de la cama a uno a primera hora de la mañana martilleando paredes o taladrando el asfalto en tareas que no llevan a ninguna parte salvo al lucro de algunos que ni martillean ni taladran (el Plan E y sus variantes, ya se sabe -si Maeztu levantara la cabeza...-).

¿La gente?: lo que muge bajo mi ventana los días de fulbol.

¿La gente?: lo que satura las cuentas del correo electrónico de uno insistiendo obsesivamente en que se alargue el pene (variante telefónica: lo que acosa a uno para que se haga cliente de JAZZTEL -la variante callejera, que se inicia siempre con el consabido "oye, perdona pero...", suele apelar a chantajes/mordidas oenegeros/chiripitiflautas de dudosa procedencia y aún más dudoso destino-).

¿La gente?: lo que, en plena apoteosis autocomplaciente de su propia falta de criterio y poltronería (apoteosis de galdosiana prosa, apoteosis de masónico/beatorro ressentiment machadiano, apoteosis de demagógica picaresca peronizante, apoteosis plebeya del peor Serrat entreverado de Sabina, apoteosis que desemboca en la perífrasis apoteósica de la serie CUENTAME y los sermoncitos buenrrollistas de Arguiñano), se apretuja cada temporada en la Puerta del Sol (como en una perpetua Nochevieja, para celebrar la caída de aquello cuya llegada encomiaban la vez anterior).

¿La gente?: lo que, por muchas canalladas y felonías que haga, siempre hace lo correcto, sin culpa, sin responsabilidades, con la impunidad que da sentirse masa, audiencia, PUBLICO.

¿La gente?: lo que cobra sumarísimamente y paga sólo si no tiene más remedio.
 
¿La gente?: lo que se colaba troyana/trolleramente en la lista de Facebook de uno hasta que uno acabó con la tontería exigiendo peaje (como el agua bendita para los vampiros, se ha demostrado un eficacísimo disuasor esto de apelar al bolsillo de... la gente).

¿La gente?: spam y obsolescencia programada.

¿La gente?: algo abocado a convertirse en soylent green (sólo Lecter -el Cristo de nuestro tiempo gasterópodo- la redimirá sublimándola en sus fogones venecianos). 

¿La gente?: da una especial grima cuando, con su característica estolidez funcionarial, se ¿adentra? por las sendas de lo alternativo e inconformista (cada cierto tiempo, a partir de mediados los 90, el demiurgo me regala un reencuentro con la elementa que mejor representa eso, desde mi percepción,  y en cada ocasión la veo -con la implacable contumacia de lo mediocre- más igual a sí misma -pero siempre, siempre, valga la paradoja, para peor-).

¿La gente?: no cree en otro dios que en disfrazar de dios sus peores instintos (o lo que es igual, elige siempre a Barrabás, incluso cuando elige a Jesús).

¿La gente?: fue descrita en su tuétano por Poe en su cuento más horripilante.

¿La gente?: lo que hace de nuestra vida una pesadilla kafkiana.

Las Personas, obviamente, son Otra Cosa. Muchas menos, pero, precisamente por ello, mejores. Todo lo contrario de la gente. Ese es el quid de la humanosfera como infierno cotidiano, que SOBRA GENTE Y FALTAN PERSONAS.



lunes, 1 de octubre de 2012

LAS CANCIONES DE MI VIDA (41)

UN HOMBRE SOLO

                                        (continuación de la serie iniciada en EL PUNTO Z)


letra: Carlos Entrena / música: Décima Víctima
intérpretes: Décima Víctima

Soberbio en la cuerda floja

mantiene alta la vista en su equilibrio,
sobre su frente la carpa
recuerda un rito tan triste como antiguo,
un rito antiguo.

Detrás, sin riesgo ninguno,
mil ojos desconocidos que le observan
esperan en su silencio
que un leve fallo le pierda y caiga en tierra,
sobre la tierra.

No ven a un hombre en el hombre,
ni tan siquiera su vida interesa,
tal vez querrán conocerla
cuando retiren el cuerpo de la arena,
entre la arena.

Soberbio en la cuerda floja
mantiene alta la vista en su equilibrio,
sobre su frente la carpa
recuerda un rito tan triste como antiguo,
un rito antiguo.

Un hombre solo,
un hombre solo,
un hombre solo,
un hombre solo.



lunes, 17 de septiembre de 2012

RELEYENDO A ORTEGA



 (continuación de la serie iniciada en EL PUNTO Z)

"Un ventarrón de farsa general y omnímoda sopla sobre el terruño europeo. Casi todas las posiciones que se toman y ostentan son internamente falsas. Los únicos esfuerzos que se hacen van dirigidos a huir del propio destino, a cegarse ante su evidencia y su llamada profunda, a evitar cada cual el careo con ese que tiene que ser. Se vive humorísticamente, y tanto más cuanto más tragicota sea la máscara adoptada. Hay humorismo dondequiera que se vive de actitudes revocables en que la persona no se hinca entera y sin reservas. El hombre-masa no afirma el pie sobre la firmeza inconmovible de su sino; antes bien, vegeta suspendido ficticiamente en el espacio. De aquí que nunca como ahora estas vidas sin peso y sin raíz — déracinées de su destino — se dejen arrastrar por la más ligera corriente. Es la época de las "corrientes" y del "dejarse arrastrar". Casi nadie presenta resistencia a los superficiales torbellinos que se forman en arte o en ideas, o en política, o en los usos sociales. Por lo mismo, más que nunca, triunfa la retórica." (fragmento del capítulo LA EPOCA DEL "SEÑORITO SATISFECHO" -LA REBELION DE LAS MASAS, José Ortega y Gasset-)




miércoles, 1 de agosto de 2012

NOS OTROS

(nanopoema de la EXpaña esquizofrénica)

Atentos a un espejo
que no nos reconoce.



lunes, 16 de julio de 2012

EL ¿ANTI?KURTZ


Ayer por Telemadrid me topé con el gemelo inverso de Kurtz, el keseyano Bill Django, quien, en plena situación tanto geográfica como bélica como temporal idéntica a la del otro, digiere de manera muy diversa la bala de diamante que estalla en medio de la frente. No puedo decir que su reacción sea peor que la de Kurtz (más bien complementariamente yinyanesca), aunque sí la película que la refleja (tal vez en manos de un Terry Gillian la cosa habría resistido mejor en cuanto a empaque la comparanza con APOCALYPSE NOW -de cualquier manera se deja ver, sobre todo por su casting: un Jeff Bridges en pleno surfeo psicotrópico retomando esencias lebowskianas como ¿un Kurtz poseído por El Nota?, un Kevin Spacey trasunto del cienciólogo Hubbard chorreando sinuosa maldad y un George Clooney en el registro que mejor controla, como Cary Grant del nuevo milenio, ese difícil equilibrio entre la elegancia y la bufonería-). Mi corazón disfrutó del encuentro con el ¿anti?Kurtz: mi corazón de buen vasallo en busca de buen señor, siempre añorante de ser arropado por un dios de firme código y también por un dios presuntamente contrario que me sumerja en gaseosas de ácido eléctrico, pulsión apolínea y dionisíaca a un tiempo, capaz de esponjarse con la estancia final de Willard en el infierno del Mekong rodeado de cráneos en picas así como yendo en el autobús del Kesey College conducido por Neal Cassidy hasta el abismo (el mismo picado abisal, seguramente, en que Kurtz y Django se fundirán en un solo rostro, una sola sonrisa, una sola y definitiva expresión de lucidez).


viernes, 1 de junio de 2012

a Esther, en calidad de reenvío



"O neuronas
o alegría:
no se puede tener tó"
(inédito -presunto- de Juan de Mairena)


El doctor Lecter, mostrándome su flambeado de sesitos de Ray Liotta, me tienta una vez más con su:

-¿Qué darías por ser un poco menos estupendo (= héroe, santo, virgen, mártir = robinsónico payaso de las bofetadas, si quitamos la cursiva) y un algo más... feliz?
 -¿No es posible ser feliz sin babear, sin abdicar de la condición crítica, sin empalagarse de aquiescencia? ¿Y, ya puestos, sin ese envenenado envoltorio en cursiva?

Ray Liotta, con el cráneo abierto y la mirada estulta, me restriega por las narices su batín de cárdena seda y su pipa de pompas de jabón, a lo Bud Bundy jugando a Hugh Heffner.

-No estarás solo. Tu mal fario en las distancias cortas desaparecerá.
-Estaré peor: solo en compañía de otr@s.
-Pero...

Y muestra (con una brillante sonrisa de vendedor de coches usados) su bisturí hurgando en el coco (cada vez más huero) de Ray Liotta.

-...ya no tendrás consciencia de ello.
-Claro, estimado doctor, y he ahí lo más horrible.

Ya ves, Esther, momentáneamente enajenado ante el dulce destino de Lupo y ante las imágenes más tórridas que empapan el templo (y de las cuales, por desgracia, yo nunca seré numen), intenté rebelarme contra tu lúcido poemita: en vano, una vez más tenías razón. El peso de SER en ocasiones se hace casi insoportable pero (como habría dicho Ayn Rand parafraseando a cierto presidente al que odiaba), qué demonios, es NUESTRO peso.


lunes, 14 de mayo de 2012

MAEZTU, ESE DESCONOCIDO



"Ser es defenderse; dejar de defenderse es dejar de ser."

Si la otra vez me traje de La Herradura ecos malapartianos, en esta ocasión me he topado con una absoluta sorpresa, la obra MAEZTU: BIOGRAFIA DE UN NACIONALISTA ESPAÑOL de Pedro Carlos González Cuevas, donde se deconstruye minuciosamente la leyenda negra que convirtió en el Don Berrinche del 98, energuménico y carca, sólo capaz de expresarse a garrotazos, a un hombre vehemente, entusiasta y (tal vez por su adolescencia abocada al trabajo por traumática ruina familiar y al abandono de los estudios y de toda veleidad señoritil y bohemia) completamente volcado a la regeneración de lo público, con más vocación de asesor y constructor que de creador, platónico en sus prioridades del desarrollo armónico de la Comunidad sobre los caprichos y arbitrariedades en aras de la estética, sólo parejo en dicho compromiso al regeneracionista Costa, al prologal noventayochista Ganivet (pero sin las bipolaridades caóticas de Pío Cid) y a los epígonos D'Ors (pero sin el regodeo autocomplaciente) y Ortega (de quien fue durante bastante tiempo humilde seguidor, pese a su mayor edad, y del que se distanciaría por sus distintas visiones en torno a la tarea de gobierno de Primo de Rivera y las sedicentes expectativas republicanas -aunque viendo cómo acabaron las cosas y el pronto desencanto orteguiano sobre lo que vino después, amén de lo mucho que ha ganado la mal llamada Dictadura con el paso del tiempo, no digamos ya en estos días de escombrera nacional, de convulsiones goliardescas y contubernios partitocráticos, como definitivo colofón de la secuencia iniciada con la caída de don Miguel en nuestro particular crack del 29, no parece que fuese Maeztu el más errado-). Su explosiva mezcla de sangres (padre vasco y madre escocesa) y su crianza cosmopolita (de muy joven tuvo que bregar en La Habana y París, no precisamente como estancias vacacionales sino con la frenética lucha por la vida del self-made man) le llevan a una visión de las cosas muy distante del casticismo alucinado del ruedo ibérico y a una atención permanente por el funcionalismo y pragmatismo anglosajón. A partir de un troquel nietzscheano y spenceriano y desde un temperamento profundamente reactivo, en estrecho contacto con la dura realidad material, Maeztu (que vivirá los primeros años del siglo XX en Londres amén de viajes por Francia, Alemania e Italia) enriquece su autodidactismo (tan próximo al mío en no pocos grados de inquietud y bulimia intelectual -no por mor de erudición sino por ansia desesperada de respuestas y vías ascendentes-) con nombres y corrientes que me resultan muy cercanas, caso del cometa Hulme (protofascista y vorticista, soreliano y afecto al medievo desde una perspectiva más románica que romántica) o del socialismo gremial (el de Orage -una de las iluminaciones económicas del frenético iluminado Pound- y Cole -cuya monumental y panorámica HISTORIA DEL PENSAMIENTO SOCIALISTA supuso mi primer acercamiento serio a los diversos mundos de la izquierda-). Puedo decir que, con Ayn Rand, Maeztu en esta biografía es la única persona que me ha mostrado el capitalismo como algo categóricamente atractivo a que abocarse sin reticencias y no el cínico mal menor que suponen en su intención última tanto los parcheos keynesianos (coyuntural paliativo a la amenaza comunista) como su presunto contrario el peplum hayekiano (fallido emasculador final de la Historia tras la caída de la URSS). Para Maeztu (como para Ayn Rand) el capitalismo (incluso cuando aún no lo siente de manera explícita, en sus etapas como libertario pragmatista o -después, a caballo entre sus influencias británicas y su querencia orteguiana- como liberal socialista) es una Alternativa con mayúsculas, síntesis de desarrollo personal y comunitario, del músculo y del espíritu, yunque donde se templan las voluntades y martillo de indolencias pesebristas, y constante alerta (una alerta que mantendría siempre, hasta en sus últimos tiempos de relativa empatía con los regímenes de fuerza italiano y alemán) frente a la comodona conformidad ante la prepotencia estatólatra: la diferencia estriba en que el egoteísmo randiano (más cercano a Nietzsche y a Stirner y a esa alegría de vivir vikinga que la novelista y pensadora encarnaría en sus héroes y de modo literal en su pirata escandinavo de LA REBELION DE ATLAS -antimateria en su vitalismo boreal de todo peplum postmoderno-) es en Maeztu un continuum en agónico diálogo con Lo Trascendente (diálogo constante y cambiante en su temporalidad reactiva, especialmente rico en su savia británica -Von Hügel, Campbell, los perfiles más espirituales del ya mentado Hulme y de su afín Moore, Belloc, los hermanos Chesterton...-), una Trascendencia siempre vinculada a la reforma y el desarrollo social, sin la menor tentación escapista o estilitamente misantrópica (hay momentos de Maeztu que nos traen al recuerdo a la Simone Weil de ECHAR RAICES). Desde mi perspectiva, creo que fue trágica la desbritanización de Maeztu con su regreso definitivo (tanto físico como mental) a España, sus acercamientos al cul de sac latinoamericano (por otra parte, loables en sus inicios, en cuanto a tratar de proponer una Commonwealth castiza con su idea de la Hispanidad y sus ojos puestos más en la emulación anglosajona que en el arcadismo indigenista, en las convulsiones caudillistas o en la decadente mímesis de la Europa continental -una de las mentes más complejas de la izquierda del subcontinente a la sazón, el comunista peruano Mariátegui, consideraba a Maeztu un sujeto bastante sólido en su análisis del capitalismo aunque discrepase sobre el futuro último de éste-), su deslizamiento al integrismo en buena medida obligado por un creciente sentimiento apocalíptico ante el devenir de la II República, aunque estas derivas, reducidas al tópico por la caricatura hostil, ganan en comprensión si se estudian desde una perspectiva apegada a la circunstancia anímica, si asumimos la conversión de Maeztu desde un desarrollismo esperanzado fecundo en iniciativas a un pesimismo/fatalismo ultramontano, a un pensamiento en perenne estado de excepción (conversión que podemos ver, por otra parte, como pareja de la que hoy en día sufren elementos abducidos por tal o cual secta o fundamentalismo, entre el vértigo catastrofista y la esperanza escatológica de un Juicio Final), tristemente rehén de visiones y compañías muy inferiores a lo hasta entonces tan creativamente atendido, pero implacablemente lógico (¡de una lógica en verdad profética!) en su motivación última respecto a que las derechas (entendidas en un sentido profundo, metapolítico) sólo podían tener dos opciones en la España surgida del 31, la lucha a muerte por Ser o la aceptación plena de la derrota y consiguiente reeducación y/o exilio (en la guerra civil tanto anarquistas como poumistas, antípodas de Maeztu salvo en su defensa de una política ibérica no sucursalista -ibérica, digo, pues también Maeztu, con sus simpatías por el integralismo portugués, aspiraba a la unidad peninsular-, acabarían por sufrir este mismo karma por parte del último jugador de la partida que monopolizó la República -una república hecha jirones a base de sucesivos desencantos y no es esto, no es esto-). En curiosa pirueta del Destino, su último interlocutor y cofrade de fosa común sería su tocayo Ledesma Ramos, antítesis de lo carca, seguidor (como también, en su momento, Maeztu) de Ortega que abandonó un brillante porvenir como filósofo por la agitación ¿suicida? ¿santa? ¿heroica? (en un impulso que podemos asociar con las peripecias de T.E. Lawrence entre los árabes, con la marcha de Simone Weil del exilio en USA a Londres para encuadrarse en la resistencia o con los últimos tiempos de Mishima -o, claro, con la decisión de Maeztu de enfrentarse a la República cara a cara consciente de vivir cada día como el último, abandonando su mucho más cómoda residencia londinense, a la que, no olvidemos, podría haber vuelto de haberlo querido tras la caída de la Dictadura-), nacionalista revolucionario transversalizando el comunismo iberista de Maurín con las intuiciones rojipardas, ateo expectante (de esos ateos que Simone Weil consideraba más cerca de Dios que muchos presuntos creyentes) que dedicó sus horas finales a charlas religiosas con su compañero de cárcel.

El franquismo más lusitano y opusino (esto es, el más cercano al modelo salazarista de una casta de contables y economistas asesorando a la tropa -frente al pretorianismo y escuadrismo más primario de la inmediata postguerra-) instrumentalizaría bastante, aunque afeitándolo no poco de carisma e imaginación creadora, el legado más sustancial de Maeztu (su defensa de la política y la economía como función al servicio de la comunidad y como ejercicio de mística entre las gentes), sobre todo tras reconocer a mediados de los 50 la inviabilidad de la plena autarquía como régimen estable por la debilidad de los mimbres y las intrigas titiriteras del Caudillo, siempre receloso ante toda meritocracia capaz de cristalizar en un sistema de élites movilizadoras y no de meros mandarines perrunamente leales (no en vano Gonzalo Fernández de la Mora, considerado el epígono más brillante de nuestro hombre -dentro de lo que cabe, que a mi juicio podría ser bastante más-, fue el creador de ese concepto tan tecnocrático del Estado de Obras).

Hoy Maeztu, si nos atenemos a la exhaustiva peripecia que se nos muestra en la presente biografía, resulta un tesoro a descubrir, tesoro de sugerencias y contradicciones, de aciertos y errores, de entusiasmos y caídas, de síntesis extremadamente apetitosas y de conversiones tremendamente estériles y, lo más importante, de una profunda honestidad (algo que hoy, en tiempos podridos de abyecto cinismo y conveniencias cortoplacistas, es palmariamente lógico que se considere energumenismo e incluso locura).

martes, 1 de mayo de 2012

LEYENDO A SANTAYANA

                                                                              (continuación de la serie iniciada en EL PUNTO Z)
 

A través de la azorinóloga Anna Krause me topo una vez más en mi vida con el nombre de Santayana, a quien considera impremeditado trasunto del pequeño filósofo de Monóvar. Hasta ahora, siempre que me he topado con este nombre, me he quedado al final en ayunas (vi en una feria de viejo EL ULTIMO PURITANO y no me decidí, alguien me lo recomendó pero nunca me dejó un ejemplar para consumar dicha recomendación, y así todo). Ahora acabo de descubrir una cosa llamada PROYECTO GUTENBERG donde puedo descargarme varias obras suyas (no está EL ULTIMO PURITANO pero seguiré buscando). Esta vez le hincaré el diente a Santayana sí o sí. Y qué invento esto del PROYECTO GUTENBERG para los sujetos sin posibles como yo.

"When chaos has penetrated so far into the moral being of nations they can hardly be expected to produce great men. A great man need not be virtuous, nor his opinions right, but he must have a firm mind, a distinctive, luminous character; if he is to dominate things, something must be dominant in him. We feel him to be great in that he clarifies and brings to expression something which was potential in the rest of us, but which with our burden of flesh and circumstance we were too torpid to utter. The great man is a spontaneous variation in humanity; but not in any direction. A spontaneous variation might be a mere madness or mutilation or monstrosity; in finding the variation admirable we evidently invoke some principle of order to which it conforms. Perhaps it makes explicit what was preformed in us also; as when a poet finds the absolutely right phrase for a feeling, or when nature suddenly astonishes us with a form of absolute beauty. Or perhaps it makes an unprecedented harmony out of things existing before, but jangled and detached. The first man was a great man for this latter reason; having been an ape perplexed and corrupted by his multiplying instincts, he suddenly found a new way of being decent, by harnessing all those instincts together, through memory and imagination, and giving each in turn a measure of its due; which is what we call being rational. It is a new road to happiness, if you have strength enough to castigate a little the various impulses that sway you in turn. Why then is the martyr, who sacrifices everything to one attraction, distinguished from the criminal or the fool, who do the same thing? Evidently because the spirit that in the martyr destroys the body is the very spirit which the body is stifling in the rest of us; and although his private inspiration may be irrational, the tendency of it is not, but reduces the public conscience to act before any one else has had the courage to do so. Greatness is spontaneous; simplicity, trust in some one clear instinct, are essential to it; but the spontaneous variation must be in the direction of some possible sort of order; it must exclude and leave behind what is incapable of being moralised. How, then, should there be any great heroes, saints, artists, philosophers, or legislators in an age when nobody trusts himself, or feels any confidence in reason, in an age when the word dogmatic is a term of reproach? Greatness has character and severity, it is deep and sane, it is distinct and perfect. For this reason there is none of it to-day."  

lunes, 16 de abril de 2012

ATENCION Y SOSIEGO

"El cine tiene que producir sosiego" (AZORIN)

"¡Cómo resbala la luz en la morbidez!" (AZORIN)

"Cuando se hace algo con fervor se condensa el tiempo. Los minutos se reducen a segundos."
 (AZORIN -fragmento del último texto que publicó-)


Hace unos días releía a Azorín en tanto esperaba al sr Pinzolas para repetir y/o hacer variaciones respecto a tal o cual momento de la película (ya se sabe, el vértigo del creador nunca satisfecho, siempre remiso a dar la última pinzolada). Y así, regresando a DON JUAN o a DOÑA INES o a UN PUEBLECITO o a ESPAÑOLES EN PARIS o a PUEBLO pensaba en lo mucho (¿impremeditado? ¿convergencia evolutiva? ¿troquel recogido en algún pocillo del subconsciente?: no sé de lazos entre mr P y el pequeño filósofo de Mónovar) que asocio la mirada atenta y sosegada de quien descubrió con embeleso el cine al final de sus días y los retablos de escenas, de momentos, de luces y de enigmas que conforman LUCKY VILLAGE, EL TRABAJO DEL ESPECTADOR, EL CIELO EN LA TIERRA o este paseo por el bosque en que me hallo metido y que presentaremos en Málaga el 23 del presente (teatro Echegaray a las 22:00). Esos planos fijos implacables, esas voces en off rehuyendo emociones (con algo atávico en su hieratismo), esos silencios tan cargados de sugerencias al oído, esos remansos pintorescos (en ocasiones vueltos esquinas ominosas), esas constantes y recurrencias (literales unas veces, conceptuales otras) que vertebran su obra me hacen pensar en lo mucho que disfrutaría Azorín hoy con las cosas honestamente inactuales (en su procesión minuciosa de momentos) del sr Pinzolas o también en lo fiel a su autor que podría ser una traslación al cine de alguna de aquellas obras de teatro tan vigentes, vanguardistas y mal comprendidas en su profundo misterio, un misterio a mi percepción tan azoriniano como pinzolesco.





miércoles, 4 de abril de 2012

SEMANA ¿SANTA?

"Si se desea solamente el bien, se está en oposición a la ley que une al bien real con el mal del mismo modo que al objeto iluminado con la sombra; y, estando en oposición a la ley universal del mundo, es inevitable que se caiga en la desgracia.

Al estar todo bien ligado al mal, si se desea el bien y si uno no desea repartir a su alrededor el mal correspondiente, se está obligado, ya que no es posible evitar dicho mal, a concentrarlo sobre sí.

Así el deseo del bien enteramente puro y más grande posible implica la aceptación para sí del último grado de aflicción. De la Cruz.

Dios solo es bien puro. La creación, al ser Dios y otra cosa que Dios, es esencialmente bien y mal.

Dios no puede descender sobre la tierra, encarnarse, y permanecer bien puro sino padeciendo extremo sufrimiento."
(SIMONE WEIL)

domingo, 1 de abril de 2012

LAS CANCIONES DE MI VIDA (40)

IT WAS A VERY GOOD YEAR

(continuación de la serie iniciada en EL PUNTO Z)




versión maestra: FRANK SINATRA
letra y música: Ervin Drake



lunes, 19 de marzo de 2012

LAS CANCIONES DE MI VIDA (39)

L'AMOUR EST BLEU

(continuación de la serie iniciada en EL PUNTO Z)


intérprete original: VICKY LEANDROS
letra y música: Pierre Cour, André Popp


Doux doux l'amour est doux

Douce est ma vie ma vie dans tes bras
Doux doux l'amour est doux
Douce est ma vie ma vie près de toi

Bleu bleu l'amour est bleu
Berce mon coeur mon coeur amoureux
Bleu bleu l'amour est bleu
Bleu comme le ciel qui joue dans tes yeux

Comme l'eau comme l'eau qui court
Moi mon coeur court après ton amour

Gris gris l'amour est gris
Pleure mon coeur lorsque tu t'en vas
Gris gris le ciel est gris
Tombe la pluie quand tu n'es plus là

Le vent le vent gémit
Pleure le vent lorsque tu t'en vas
Le vent le vent maudit
Pleure mon coeur quand tu n'es plus là

Comme l'eau comme l'eau qui court
Moi mon coeur court après ton amour

Bleu bleu l'amour est bleu
Le ciel est bleu lorsque tu reviens
Bleu bleu l'amour est bleu
L'amour est bleu quand tu prends ma main

Fou fou l'amour est fou
Fou comme toi et puis comme moi
Bleu bleu l'amour est bleu
L'amour est bleu quand je suis à toi
L'amour est bleu quand je suis à toi



jueves, 1 de marzo de 2012

EL MAYOR VERTIGO, PARA MI...

...es descubrir, en los cuadernos del padre, 
rostros ya vistos en los cuadernos del hijo 



«Todo permanece lejos
en cuanto advierte mi presencia.
Soy como un enfermo de la nada.»
(LUIS Gª BERLANGA)






miércoles, 1 de febrero de 2012

LAS CANCIONES DE MI VIDA (38)

(continuación de la serie iniciada en EL PUNTO Z)


QUIROMANTICO
 
 
intérpretes originales: SEÑOR CHINARRO
letra: Antonio Luque / música: A. Luque, D. Belmonte
 
 
Éste es tu teléfono en mi mano, en la de él,
quiromántico,
va la tuya, y dejará una raya, haz de las suyas,
quiromántico,
quiromántico,
quiromántico,
quiromántico.

Este es su teléfono, poco más sé leer,
quiromántico,
corre, ve y dile que me enseñe la cartilla y piérdete,
quiromántico,
quiromántico,
quiromántico,
quiromántico.

Muérete, la línea llega a la muñeca,
quiromántico.

Hace frío, y con una pluma roja le sonrío,
y te apunto desde la fila de atrás,
(quiromántico)
tengo goma y borra como "las manitas",
quiromántico,
quiromántico,
quiromántico,
quiromántico.



domingo, 1 de enero de 2012

CARTA A LOS REYES MAGOOS

"Oh, Waldo, mi sobrino favorito..."



Hará casi cincuenta años que no escribo carta con destino al 6 de enero. Ahora que entro en la segunda infancia sin abandonar la primera y saltándome esa cosa tan facha llamada juventud y esa otra tan putrefacta llamada madurez, es el momento de retomar la epístola de las ilusiones. Ilusiones pero menos: en su momento recibí el Citröen Tiburón Payá con mando a cordón (pero nunca el aeroplano a control remoto), un tren eléctrico con un 8 de vía similar al que se agencia el protagonista de LOS MILLONES de Santiago Lorenzo (pero nunca ese maquetón con paisajes suizos que llenaba todo un cuarto del aviador Ansaldo en su bungalow de Estepona), el Cheminova con el que guarreaba mis dedos de permanganato de potasa (pero nunca ese microscopio con que el empollón Aragoncillo y yo soñábamos en el internado de Carranque)... y así todo.

Ahora, ya sabiendo cómo va la cosa, por pedir que no quede y a ver, a la baja, qué me deparan Sus Majestades. Ahí va mi lista:

Un color de piel en el que zambullirme y aprender a nadar 



Un coche a mi medida 
(con choferesa incluida, discreta y comedida,
para evitar abruptos desenlaces
como el que aquí se nos muestra)




Un aliciente para no volver a levantarme nunca jamás de la cama
(como aquel mítico señor Briones que tanto envidiaba de pequeño)




Un perro que me comprenda


Y nada más.
No creo que sea mucho pedir.