A veces (más frecuentes cada día que pasa) pienso que, en entornos tan bajunos como el nuestro (tan estragados de antiutopía y totalitarismo consensuado entre los que timan y los timados), sólo desde el ocio forzoso de jubiletas, desahuciados civiles, patatas calientes, venenos de taquilla, brujas repetidamente cazadas, etc, etc, elementos todos ellos marginados de cualquier NEGocio, se puede llegar al FONDO de las cosas sin tentaciones mixtificadoras de guardar la ropa, bienquedar, ponerse de perfil (o rebajarlo al máximo) sin olvidar el aún más vergonzoso recurso (balidos con pretensión de aullidos) a las falsas banderas de una sobreactuación tongada. Y, por ello, estudiar el FONDO de las cosas es algo inasequible a la mayoría que, dedicada a sus NEGocios, atiende más al espejismo nanoplacista de lo particular (el ir A LO SUYO) que a la amplia perspectiva desde la que saber realmente dónde se está.
De ahí que los grandes momentos de catarsis regeneradora se produzcan cuando la proporción entre la obstinación NEGociante y la ociosidad como trágala se hace más y más pareja. Y, así, el FONDO de las cosas se transmuta, tacita a tacita, de arcano a perogrullada.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. Ser libre es cosa complicada.
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