"Las cosas más bellas son las que inspira la locura y escribe la razón.“ (ANDRE GIDE)
"Gide vive aquí. Se sienta en la barbería las mañanas enteras y deja que le enjabonen la cara niños de ocho y nueve años. ¿Qué podría hacer si no, a su edad?" (fragmento de correspondencia de Truman Capote: en Taormina, a primeros de mayo de 1951)
nanocharla frente a un amorcillo de Bouguereau:
-El instante, fiel a su condición de instante, en un instante cierra sus alas...
-¿Y después?
-Después... no hay tu tía: sólo queda la muerte.
Más de una vez se me ha ocurrido sospechar si en la gestación del personaje de Herbert por Seth Mac Farlane tuvo algo que ver el comentario precedente de TC sobre un AG oteando morosamente la muerte bajo el sol siciliano...
POSTDATA // La presente entrada tiene como detonante la (re)inmersión lectora en el DIARIO de André Gide y mi decepcionante experiencia con el CORYDON (por parecerme una obra fallida, un viaje sin verdaderas alforjas que nada me estaba aportando: más fecundas encuentro las disquisiciones teológicas sobre Gide y su demonio del quasimonje hermano de Balthus, disquisiciones donde prima la lucidez nihilista y no como en CORYDON un prosaísmo "cientificista" ávido -en su autojustificación de lo injustificable- de normas con algo de constantiniano, presagio del reduccionismo "inclusivo" actual). El título inicial de esta entrada era EL PRINCIPIO DE REALIDAD. Las interrogaciones las añado cuando, continuando la lectura del citado DIARIO, lo confronto con el ensayo de David Susel dedicado a Paul Valery y también con algunas referencias profundamente ambivalentes (esto es, empáticas y todo lo contrario) a Valery del propio Gide. Estuve dudando hasta el último momento de linkear la palabra MUERTE del nanodiálogo con algún You Tube de Dirk Bogarde agonizando todo churretoso en la Venecia de Visconti pero me parecía (o le parecía a Valery, quien me lo susurraba en la oreja zurda, la que tengo más sorda para lo externo y aguda para las voces interiores) de más, como un tanto didáctico/redundante: el espíritu lector decidirá si hice bien o no en prescindir del link.
"Criticar un orden de cosas porque requiere hipocresía y disimulo en realidad no es criticarlo en absoluto. Más bien la pregunta debería ser: ¿qué orden de cosas y qué clase de hipocresía y disimulo son los menos perjudiciales para el bienestar humano?"
(fragmento de SENTIMENTALISMO TOXICO, de Theodore Dalrymple, "libro amigo" en su intempestividad perogrullesca para quienes hemos tenido la fortuna de aprender a base de bofetadas existenciales que la vida es más factor de riesgo que parque temático)
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