lunes, 1 de abril de 2019

LA RUTA DE LA SEDA



El fondo padano del actual gobierno de Italia ahonda en lo más funcional de su pasado y redescubre a Marco Polo para blindarse contra los chantajes económicos de Bruselas y Estrasburgo.

Quienes no comparten esta decisión, advierten de los peligros de una dependencia irreversible del gigante chino. Bueno, acaso ello sea mejor que seguir hipotecando la soberanía en los protocolos de la tonterida.

Aznar priorizó los lazos de nuestro país con el mundo anglosajón frente a la UE. España subió en protagonismo internacional y estaba a punto de resolver serios conflictos internos de orden público frente al destino subsidiario que nos imponía el eje franco/alemán. Pero, al final, el espejismo atlantista cayó un 11M por diversos venenos (la ciénaga usaca que preparaba su vuelta al poder, la ponzoña kirchnerista, la sutil presión de los amos de la UE para que nadie del flanco sur se encampanase demasiado...). Hoy la clave está en Eurasia, en Pekín y en Moscú. En estrechar lazos con Visegrado y con Italia. Y ¿por qué no? en retomar con la debida temperancia y juego de cintura el nexo con Washington, en tanto en cuanto hoy el gobierno usaco es el más contestado por la UE y la tonterida. Trump, paleo más que neo (a diferencia de Bush), sí implica un conservadurismo subversivo de los protocolos occidentales y ha de valorarse como a nadie antes desde Nixon.

Italia abre rutas. Está en nuestra mano atender su voluntad de regeneración.


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