viernes, 1 de septiembre de 2017

SUPREMACISMOS

[entrada escrita hace meses, a la espera del momento más oportuno para colgarla]



"...Speed creates a space of initiation, which may be lethal; its only rule is to leave no trace behind. Triumph of forgetting over memory, an uncultivated, amnesic intoxication..." 
(JEAN BAUDRILLARD) 


El supremacismo ético es a los espíritus lo que el supremacismo racial a los cuerpos. De ahí que su nocividad sea mayor. Entre otras cosas, porque, bajo la ostentosa exhibición de antagonismo, late una conjura simbiótica. Nunca olvidemos que es la barbarie quien de veras rechaza (por sentirse ajena) al fariseísmo: el supremacismo racial, como continuación tanatófila de un libertinaje previo (cuando te aburre el porno, te pasas al snuff...) propia de una civilización terminal, siente más envidia que rechazo. De ahí el que Hitler,  más caníbal que antagonista en su misticismo predador, QUISIERA SER JUDIO EN LUGAR DEL JUDIO... Pero eso es imposible: es más fácil al revés. Porque la Categoría siempre acaba superando a la anécdota...


Por fortuna, hay planeta más allá de las querellas alucinógenas de las que Occidente lleva tanto tiempo siendo rehén. Y ello será lo que lo redima.

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