"Si se desea solamente el bien, se está en oposición a la ley que une al bien real con el mal del mismo modo que al objeto iluminado con la sombra; y, estando en oposición a la ley universal del mundo, es inevitable que se caiga en la desgracia.
Al estar todo bien ligado al mal, si se desea el bien y si uno no desea repartir a su alrededor el mal correspondiente, se está obligado, ya que no es posible evitar dicho mal, a concentrarlo sobre sí.
Así el deseo del bien enteramente puro y más grande posible implica la aceptación para sí del último grado de aflicción. De la Cruz.
Dios solo es bien puro. La creación, al ser Dios y otra cosa que Dios, es esencialmente bien y mal.
Dios no puede descender sobre la tierra, encarnarse, y permanecer bien puro sino padeciendo extremo sufrimiento." (SIMONE WEIL)
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