Las obras de arte que no son reflejos justos y puros de la belleza del mundo, aberturas practicadas directamente en ella, no son propiamente hablando bellas; no son de primer orden; sus autores podrán tener un gran talento, pero carecen de genio. Es el caso de muchas obras de arte que se cuentan entre las más célebres y reputadas. Todo artista verdadero ha tenido un contacto real, directo, inmediato, con la belleza del mundo, contacto que es semejante a un sacramento. Dios ha inspirado toda obra de arte de primer orden, aunque su tema sea mil veces profano; pero no ha sido el inspirador de ninguna de las otras. En lo que atañe a estas últimas, el esplendor de belleza que recubre algunas de ellas podría ser de carácter diabólico.”
(SIMONE WEIL)
Omaggio a Simone Weil: Venezia salva. A cura di Vittoria Surian from Server Donne on Vimeo.
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