lunes, 3 de noviembre de 2008
JOHN LOCKE
Sólo he visto la primera temporada de PERDIDOS (este septiembre, simultaneándolo con la lectura de LA DANZA DE LA MUERTE -troquel de tantos momentos de la serie: embarazadas a la intemperie, novelas sobre conejos, héroes a la fuerza, rockeros drogatas, bienintencionados canallas, buen rollito a raudales...-), por lo que mi percepción del personaje es incompleta.
Cuando empezaron a poner la serie en la 2 me ocurrió exactamente como a Charlie Mysterio: no aguanté más de un cuarto de hora. Había algo almibarado, como de educación para la convivencia, de florido pensil políticamente correcto, que me echaba para atrás (no soporto las historias de interés humano, dado que lo humano no me merece ningún interés -me quedo con lo pre, post o sobrehumano-). Si la he empezado a ver ahora con más atención (el pack en DVD de la 1ª temporada) ha sido por la insistencia de Dildo, quien me dijo que a él le había impactado por aparecer un personaje que le recordaba bastante al zenmeister Rafa.
Y, en efecto, el Locke renacido en la isla tiene muchos detalles, salidas y actitudes de nuestro zenmeister. Su pasado ya es más discutible. En parte similar (esa cotidianeidad a lo Clark Kent a la que está obligado Rafa por imperativos laborales y familiares) y en parte no (antes de volcarse de lleno en el zen y el sufismo, Rafa ya había vivido unas cuantas experiencias límite de carácter más activo que contemplativo -de hecho, bien podría definírsele no sólo como zenmeister sino como... capellán castrense: el que quiera entender, lo entienda- y nada tiene que ver con esa versión de Stewie Griffin adulto -toda esa historia del timo del riñón y el patético bisoñé de Terry O'Quinn- soñando pajeramente con aventuras inalcanzables).
Ahora espero poder ver las siguientes entregas cuando las repongan por tv o alguien me las deje en DVD, tanto por saber qué tal le va a Locke (y a la coreana -mi otro personaje favorito-) como por la natural y cluedesca curiosidad por el misterio que depara la isla. Pero por el momento no siento la necesidad imperiosa, casi adictiva, de atravesar el a suivre... como me ocurrió cuando acabé el pack de HEROES y me lancé de cabeza a la 2ª temporada por un servidor de Internet, rememorando mis viejas compulsiones marvelianas.
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