"El hombre encuentra trozos por doquier y se mueve entre ellos, como entre las paredes oscilantes y precarias de una habitación mágica de la que solo percibe unos aspectos que no son, en modo alguno, el «modelo» perfecto de lo real." (JUAN EDUARDO CIRLOT)
Soñé que Cirlot, en su obsesión por lo matérico, se unía a los cazatesoros y se postraba junto a Mike Wolfe ante un coche especialmente oxidado. De banda sonora, obviamente, lo más nihilista y cochambroso (en forma y aún más en el fondo) que dio la movida.
CODA PROSOEPOPEYICA CON INFULAS JUNGIANAS
Las imágenes astrosas que coaccionaban la mirada perenne en lo alucinado del cantor de Bronwyn y las rutas rastreras en busca de tesoros de herrumbre que recorre la furgoneta de lovecraftiano nombre (ANTIQUE ARQUEOLOGY) se trasfunden en mi confuso duermevelatorio, entre goce y pesadilla de liviana gravidez. Hasta el pis que otras veces actúa como nítido interruptor, aquí, por capricho caducamente prostático, se mantiene en suspenso, sinestesizándose en una cancioncilla que en su versión original de soterrado terciopelo nunca me dijo mucho y que, ahora, en su adaptación más POCHa, sólo me golpea en sueños para enanizarse de nuevo en la vigilia.
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