Gil y Gil retozaba cetáceo con las mamashosho en el orinal gigante de burbujas: yo prefiero zambullir mis neuronas en la lectura de Baños. Fruto de dicha lectura es este proverbio chino de mi coleto (que no coleta), cristalización de una rumia de años en torno al contraste abisal entre Putin y ZP.
La auténtica filantropía es básicamente egoísta, la astucia elevada a la máxima potencia a través de la gestión que beneficia al conjunto y crea consenso: una filantropía de intenciones sin logros, cortoplacista en sus ansias de autocanonización, sólo sirve para empedrar los infiernos.
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