Nuestra poesía no rima, nuestros médicos son incapaces de curar, nuestros políticos no nos representan, nuestros artistas no saben explicarse.
Me parece evidente que estamos a la espera de alguna tremenda e inminente catástrofe, que nada podrá impedir. Creo que esos síntomas carecen de importancia por sí mismos y que son sólo avisos ineludibles de lo que está a punto de ocurrir.
Del mismo modo que el cuerpo enfermo procura librarse de su desequilibrio a través de la piel, las glándulas o el aparato digestivo, estos aterradores declives —económico, nuclear, sexual, geofísico— son sólo síntomas saludables de un mundo enfermo que busca una manera de recuperar la salud."
"Y de esta manera, el arte, cuyo propósito social es crear, ha acabado utilizándose como censor, cuyo propósito es controlar. El espectro de expresión que nos queda se reduce a: lo Radical, que pretende destruir (lienzos en blanco, graffiti); lo Liberal, que pretende reformar (dramas, libros y películas sobre la homosexualidad, el feminismo... que tratan de condiciones y no de caracteres); lo Conservador, que pretende sosegar, distraer, sentimentalizar (E.T., los Teleñecos); lo Fascista, que pretende controlar y manipular (el mundo de Walt Disney, Viva la Gente).
Este espectro de nuestra Mentalidad Nacional, este sistema de partido único, no es una conspiración, sino una tendencia. Una tendencia que expresa nuestro profundo deseo de negar. Una tendencia que suprime la excitación, detiene la investigación, y que en ningún momento permite que se lleve a cabo el propósito del verdadero arte, que es crear. La ausencia del impulso creador es la decadencia."
"Parecía un trabajo difícil y posiblemente vano, pero siempre me he sentido más a gusto hundiéndome aferrado a una buena teoría que flotando con un hecho desagradable."
(DAVID MAMET)
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