al amigo Oscar, que ya me previno
Una relación donde no hay carne comulgante ni diálogos socráticos ni afinidades literarias y/o audiovisuales ni complicidades políticas ni cosmovisiones que se ayunten ¿es una relación?
Una cosa son los Misterios Sagrados y otra muy otra las tomaduras de pelo. A veces, bloqueando uno se desbloquea del canto de las sirenas y las ve, explotada la burbuja del ¿hechizo?, en toda su vacía realidad de cul de sac.
Oteo la sesentena e intento hacerme a la idea de un célibe tramo final tras una guadianescamente rala y por lo general errada expectativa de Dulcineas. Sólo pido entonces que no jueguen conmigo ni me mareen. Yo nunca importuno: es justo por tanto que no tomen mi vida al asalto por capricho de coleccionista de rarities (que vayan a la pajarería más próxima y se compren un lemur).