"El único deseo profundo no es el deseo de lo que me falta, ni siquiera el de aquel a quien yo falto (lo cual ya es más sutil), sino el de aquel a quien no falto, el de lo que es perfectamente capaz de existir sin mí. Alguien a quien no falto es la alteridad radical. El deseo siempre es el deseo de esa perfección ajena y, al mismo tiempo de romperla quizá, de deshacerla; En ese sentido, sólo nos excitamos por aquello cuya perfección e impunidad queremos tanto compartir como romper."
(JEAN BAUDRILLARD)
De ahí que el mejor modo de superar la cuestión judía es verla con la inefable distancia de un extremooriental. [Es curioso cómo el texto del que forma parte este párrafo, dedicado formalmente a la fotografía, acabe, precisamente, con un cuento chino]