Comienzo un nuevo tag, ZURDODROME, en donde recogeré colaboraciones aparecidas originalmente en el hoy difunto oniroblog DILDODROME (creación del sr Landeira)
Unas horas después de la penosa concentración frente a la sede de AFINSA del 1 de junio de 2006.
En el sueño, estábamos allí, en Génova, pero todos teníamos el mismo aspecto, como de oficinista tokyota en día caluroso: camisa blanca, corbata, pantalón oscuro, zapatos negros y lustrosos (auténticos pied/noirs), un maletín en una mano y en la otra un arma ligera. Nuestra silueta se reflejaba en los escaparates: todos teníamos el mismo rostro (Michael Douglas en "UN DIA DE FURIA" -corte a cepillo, gafitas, facciones de gallina tratando de volverse águila...-). La abundante pasma, desconcertada, trocaba su aire aburrido en preocupada alerta (algunos, incluso, se tragaban el chicle) preguntándose dónde estaban los desangelados pensionistas de otras veces, las marujas tristes a caballo entre la indignación y el desconcierto. Ahora, el escuadrón de clones de Michael Douglas no parecía ni indignado ni desconcertado, sino profundamente zen (ya saben, como Conan antes de abatir a un enemigo -que diría Milius- o quien dice Conan, dice Kitano, o como Kevin Spacey -con esa expresión intercambiable de serenidad absoluta que usó tanto en "K-PAX" como en "SEVEN"-). Allí estábamos, con un portafolios en una mano y el arma en la otra, murmurando cual desasosegante mantra "QUIERO MI DESAYUNO".
En la escena siguiente, estábamos ya no frente a la sede de AFINSA sino en Ferraz, frente a la del PSOE. Ahora cada cual tenía su físico particular aunque llevábamos todavía la misma ropa de oficinista japonés soportando la canícula así como el mismo pelo a cepillo tanto hombres como mujeres. Este look nos daba una dignidad especial: los viejos parecían menos derrotados, las marujas más riot grrls... Todos gritábamos a una "QUIERO MI DESAYUNO".
En el Ala Oeste de la Moncloa, Eva Hache travestida de Zapatero travestido de Martin Sheen, preguntaba nerviosamente a su asesor Michael Moore travestido de José Blanco (o viceversa) qué coño estaba pasando, cómo los ciudadanos cabreados no seguían el guión ya seguido en otras ocasiones (síndrome tóxico, la pauta maestra) de gritar kafkianamente a mil muros sordos e impenetrables de la Administración hasta perder la voz y retirarse resignadamente a morirse de asco en un rincón. El masajista de la Moncloa, Pedro Zerolo, mientras eliminaba el estrés presidencial con sus hábiles manos, aconsejaba tranquilizar a los afectados con alguna explicación brillante ("AFINSA es un bichito tan chiquito, tan chiquito, que si se cae de una sillita de bebé se mata").
Todos iban a aplaudir la feliz ocurrencia cuando el suelo de la sala oval comenzó a temblar. En la lejanía se veía acercarse lenta pero inexorablemente, cual turbamulta de muertos vivientes, un montón de ciudadanos y ciudadanas, sin más vestimenta que unas camisetas (enormes, hasta medio muslo) blancas y estampadas con el careto de Michael Douglas en su rol de "UN DIA DE FURIA" (debajo de dicho careto, la inevitable frase "QUIERO MI DESAYUNO"), pero con el mismo equipamiento de las anteriores secuencias (en una mano, el portafolios; en la otra, el arma). Las piernas desnudas, mayormente ancianas, celulíticas, varicosas, asomando bajo las camisetas, adquirían una imprevista belleza (recordaban a aquella contraportada del álbum de Battisti "IL MIO CANTO LIBERO").
En ese momento el masajista Zerolo estallaba en una crisis de pavor histérico propio del más estereotipado mariquita alonsomillanesco, Eva Hache intentaba convencer a los presentes de que ella no era el presidente sino una humilde cómica contratada para hacer de presidente mientras que Michael Moore trataba de hipnotizar a las masas en camiseta que se avecinaban blandiendo un muñeco de prácticas de tiro con el rostro de Bush.
En ese momento, Zerolo emitía un alarido especialmente agudo, como de banshee, rompiendo los ventanales y me despertaba.
Mi primera intención fue sacar del sueño la sugerencia de plantarnos en Ferraz con camisetas como las descritas hace un momento y gritando como único slogan "QUIERO MI DESAYUNO", y plantearla en el Foro de Afectados de AFINSA. Luego, ya más despejado, consideré que no cogerían el chiste y que todo quedaría en un diálogo para besugos (uno más de los que he sufrido en esta vida). Así que envié el sueño al único lugar posible y pertinente, el DILDODROME, el pozo de los sueños de Dildo de Congost.
"Soñé quedarme siempre allí: al despertar, me entristecí"
(LOS PASOS)