lunes, 17 de marzo de 2014

LAS ULTIMAS CONSECUENCIAS




Está Kurtz (la acción hasta las últimas consecuencias) y está Pessoa (la inacción desde las últimas consecuencias). ¿Todo lo demás?: pavoneo de egos, buenas conciencias vampirizando como lampreas a cuenta de las desgracias ajenas, sin pensar ni por un momento en remediarlas, tan sólo de consignar, de "cumplir" consignando.


También está, cómo no, aunque infrecuente, la síntesis patética pero honesta, ese explosivo cortocircuito que aúna en jornada suicida a Kurtz y a Pessoa...



ilustración: NEILPALF

sábado, 1 de marzo de 2014

ESPIGADITA (fragmentos)



 Desde hace unos meses es difícil acceder a mi blog EL PUNTO Z desde determinadas zonas geográficas (incluida aquella en la que resido) por lo que he decidido recuperar aquí algunas de las entradas que considero más destacables.


«Esta niña aparecía el invierno pasado por el café donde yo escribo algunas mañanas. Era una niña mayor, pero una niña. Venía con unos familiares y, bien recuerdo, tomaba un orange. Lo pedía así al camarero, con una como seguridad voluptuosa: “Tráigame un orange”. Y yo seguía escribiendo o leyendo o charlando por los codos con los amigos si ya había terminado de escribir. Y, claro está, ni hacía caso de la niña y su orange. ¿Qué es una niña? Pues una niña, salvo para sus padres, apenas es nada ni nadie.»



«En la mañana gris, levanto la cabeza, me quito las gafas, enciendo un pitillo y he aquí que entra, con sus familiares de siempre, la niña, esa niña. ¿Qué ocurre aquí, qué le ha ocurrido? ¿Qué ocurrió en el mundo, Dios mío? Con sólo tres o cuatro meses, nuestra niña ya no es una niña. Su rostro de ahora recuerda aquel rostro, pero todo en ella ha cambiado. No es que esté más alta. Quizá esté igual. No, no... más alta. No, quizá lo mismo... No, no, más espigada en todo caso. ¿Son los tacones? Viene la niña vestida de mujer. Mira las cosas de otro modo. Se ve que, incluso, ve otras cosas. Se cruza su mirada con la mía y se pone muy seria. ¿Por qué se pone seria? Se acerca el camarero y dice:  “A mí, vermú”. “Vermú”. ¿Ya no le gusta el orange?

Yo noto como un extraño malestar. Esa niña ha crecido. No, más bien lo que está es espigada. Pero... ¿no lleva pintados los labios? Bien, ¿y qué me importa a mí que se pinte ahora los labios?

Le traen su vermú. Bebe su vermú. ¿A mí que me importa? Algo ha pasado. ¿Eran así sus ojos? Algo ha ocurrido. El tiempo que pasó es muy poco, los meses de verano. ¿Se reía así al hablar? Algo ha pasado. ¿Puede uno volverse del todo viejo en un verano? ¿Y entonces?

Ya no tiene uno la voz de romance. Hace unos años, espigadita, yo hubiera escrito otra cosa. Pero, ¿cómo hace unos años iba a escribirla, espigadita, si hace casi unas horas tú todavía no sabías pedir vermú?

Algo ha pasado.»

CESAR GONZALEZ RUANO





prionización: THE LEFT HAND