"Son cada vez menos las cabezas en que toda esta historia tiene lugar. Mas la pérdida de la fe es notoria en todas las demás —y lo que sigue es que se acaba el miedo, la autoridad y la confianza, y se impone la vida según el momento, según las metas más groseras, según lo más obvio: se prepara un movimiento inverso. La máxima confianza es para aquello que más se opone a las metas anteriores. ¡Se prueba y se experimenta, hay un sentimiento de irresponsabilidad, un placer en la anarquía! El lugar de la soberbia lo ha ocupado la prudencia. La ciencia entra a su servicio. Un género más común de hombres obtiene el mando (en lugar de la nobleza o los sacerdotes): primero los comerciantes, luego, los trabajadores. La masa se comporta como si gobernara: el individuo tiene que engañarse convirtiéndose en masa. Ahora bien, siguen naciendo aquellos que en otros tiempos habrían pertenecido a la clase gobernante de los sacerdotes, la nobleza, los pensadores. Ahora contemplan la aniquilación de la religión y la metafísica, de la nobleza y el significado del individuo. Han nacido a destiempo. Tienen que darse una significación, proponerse una meta para no sentirse mal. ¡Quedan lejos las mentiras y el retorno secreto a lo que quedó atrás, el servicio nocturno en las ruinas de un templo! ¡Asimismo el servicio en la plaza del mercado! Aprovechan las partes del conocimiento que el interés de la prudencia no fomenta. ¡Otro tanto las artes, de las que el espíritu moderno es enemigo! Observan la época y viven detrás de los acontecimientos. Se adiestran en liberarse de la época para entenderla solo como el águila que la sobrevuela. Se limitan a la máxima independencia y no desean ser ni burgueses ni políticos ni propietarios. Por detrás de todos los sucesos reservan a los individuos, y los educan —quizá los necesite en algún momento la humanidad, cuando haya pasado la obscena embriaguez de la anarquía. ¡Malditos sean quienes ahora se presentan como pegajosos salvadores de las masas! ¡O de las naciones! Somos emigrantes. ¡Queremos ser la mala conciencia para la ciencia al servicio de los prudentes! ¡Queremos estar preparados! ¡Queremos ser enemigos mortales de aquellos de los nuestros que recurren a la hipocresía y pretenden la reacción! Es verdad que descendemos de príncipes y de sacerdotes: pero si estimamos en mucho a nuestros antepasados es precisamente porque se superaron a sí mismos. Los avergonzaríamos al rechazar lo más grande de ellos. ¡Qué nos importan a nosotros los príncipes y sacerdotes de nuestro tiempo que quieren y tienen que vivir engañándose a sí mismos." (fragmento nietzscheano incluido en el ensayo sobre este pensador de Friedrich Georg Jünger)
lunes, 1 de junio de 2020
LA GENEALOGIA NIETZSCHEANA DE MARTIN VENATOR Y JOHN GALT
"Son cada vez menos las cabezas en que toda esta historia tiene lugar. Mas la pérdida de la fe es notoria en todas las demás —y lo que sigue es que se acaba el miedo, la autoridad y la confianza, y se impone la vida según el momento, según las metas más groseras, según lo más obvio: se prepara un movimiento inverso. La máxima confianza es para aquello que más se opone a las metas anteriores. ¡Se prueba y se experimenta, hay un sentimiento de irresponsabilidad, un placer en la anarquía! El lugar de la soberbia lo ha ocupado la prudencia. La ciencia entra a su servicio. Un género más común de hombres obtiene el mando (en lugar de la nobleza o los sacerdotes): primero los comerciantes, luego, los trabajadores. La masa se comporta como si gobernara: el individuo tiene que engañarse convirtiéndose en masa. Ahora bien, siguen naciendo aquellos que en otros tiempos habrían pertenecido a la clase gobernante de los sacerdotes, la nobleza, los pensadores. Ahora contemplan la aniquilación de la religión y la metafísica, de la nobleza y el significado del individuo. Han nacido a destiempo. Tienen que darse una significación, proponerse una meta para no sentirse mal. ¡Quedan lejos las mentiras y el retorno secreto a lo que quedó atrás, el servicio nocturno en las ruinas de un templo! ¡Asimismo el servicio en la plaza del mercado! Aprovechan las partes del conocimiento que el interés de la prudencia no fomenta. ¡Otro tanto las artes, de las que el espíritu moderno es enemigo! Observan la época y viven detrás de los acontecimientos. Se adiestran en liberarse de la época para entenderla solo como el águila que la sobrevuela. Se limitan a la máxima independencia y no desean ser ni burgueses ni políticos ni propietarios. Por detrás de todos los sucesos reservan a los individuos, y los educan —quizá los necesite en algún momento la humanidad, cuando haya pasado la obscena embriaguez de la anarquía. ¡Malditos sean quienes ahora se presentan como pegajosos salvadores de las masas! ¡O de las naciones! Somos emigrantes. ¡Queremos ser la mala conciencia para la ciencia al servicio de los prudentes! ¡Queremos estar preparados! ¡Queremos ser enemigos mortales de aquellos de los nuestros que recurren a la hipocresía y pretenden la reacción! Es verdad que descendemos de príncipes y de sacerdotes: pero si estimamos en mucho a nuestros antepasados es precisamente porque se superaron a sí mismos. Los avergonzaríamos al rechazar lo más grande de ellos. ¡Qué nos importan a nosotros los príncipes y sacerdotes de nuestro tiempo que quieren y tienen que vivir engañándose a sí mismos." (fragmento nietzscheano incluido en el ensayo sobre este pensador de Friedrich Georg Jünger)
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