revisión irónico/apocalíptica de cierto hit de Miguel Ríos
Los deplorables Homer Simpson y Al Bundy, viudos por la cosa del CoVid, se enclaustran en un refugio subterráneo donde, cabalgando sus retretes automatizados made in Japan, pasarán el tiempo inmersos en maratones de películas de John Wayne y atracones de pizza empedrada con fundamento a base de rotundas capas de judiones y huevos fritos bien recamados de puntilla. Los cuescos resultantes, escapando por respiraderos hacia el exterior, gasearán a toda criatura en derredor con ínfulas intrusivas (virus mutantes incluidos) en estrategia que McCluskey Clausewitz (el twittero geopolítico que les dio la idea de jugar a lo underground) de seguro aplaudiría.
